Entre los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila y Durango, existe un desierto bastante peculiar, llamado «el Bolsón de Mapimí». Este singular sector también se conoce, popularmente, como: la zona del silencio.
El territorio ha intrigado a científicos y particulares durante muchos años. Y con toda la razón, pues en esta zona han ocurrido acontecimientos muy extraños. Insólitas anomalías que han desconcertado a más de uno.
La zona del silencio es uno de los innumerables lugares misteriosos y sorprendentes del mundo. Un sitio que, gracias a los bizarros sucesos allí reportados, ha terminado por convertirse en una especie de leyenda urbana.
Si consideramos la gran cantidad de secretos y enigmas que oculta, la zona del silencio podría estar, fácilmente, a la par del triángulo de las Bermudas, el rancho Skinwalker, el monstruo del lago Ness y el misterio de pie grande (por sólo mencionar algunos).
¿Qué ha hecho que este lugar se gane tal reputación? ¿Qué sucesos extraños han ocurrido para que se pueda comparar con los míticos lugares mencionados anteriormente?
Todo esto lo veremos a continuación…
Empezaremos narrando el insólito suceso que ocurrió en el mes de julio del año de 1970.
Resulta que, por esas fechas, el ejército de Estados Unidos estaba realizando pruebas del misil «Athenea». Uno de los más avanzados de su época.
El artefacto fue lanzado desde la base militar Green River, en Utah. A unos 1500 km de distancia, aproximadamente, de la zona del silencio.
En teoría, el cohete debería llegar al Campo de Misiles de Arenas Blancas, Nuevo México, en el sur de Estados Unidos. Sin embargo, por alguna razón inexplicable, el misil se salió de su ruta original y terminó estrellándose en la zona del silencio.
Apenados y estupefactos, los oficiales norteamericanos no tuvieron más remedio que pedir permiso, al gobierno mexicano, para ir y rescatar su valioso cohete.
Alegaron que el misil poseía cobalto 57, un material radioactivo. Por lo que su recuperación era absolutamente imperativa.
Dicho y hecho, los americanos enviaron un convoy para recuperar el misil. Obviamente, sobra decir que la operación se realizó con en el mayor secretismo posible.
Después de varios días de búsqueda, finalmente pudieron dar con el paradero del susodicho cohete. Lo recogieron, lo empacaron y se lo llevaron a casa. Eso sí, no sin antes llevarse toneladas de tierra del lugar, que cargaron en varios camiones.
¿Por qué habrían de llevarse tal cantidad de tierra? ¿Será porque estaba contaminada con material radioactivo? Puede ser. Nadie lo sabe.
El caso es que, y aquí viene lo más extraño, los estadounidenses nunca pudieron descubrir una razón lógica para que el misil se haya desviado tanto de su destino final, cayendo en la mencionada zona del silencio.
Es decir, pensémoslo por un momento…
Estamos hablando de ingenieros norteamericanos. Esta gente no suele cometer errores, y menos cuando se trata de misiles radioactivos. Así que no es muy probable creer que, estos hombres, hubiesen podido cometer un fallo que hiciera que el misil se desviara casi 400 km de su objetivo.
¡Por supuesto que no! Los militares sabían que la zona del silencio era responsable, de alguna manera, del fallo garrafal del misil. Esto lo podemos comprobar porque pidieron permiso para quedarse un tiempo en la zona. Según ellos, deseaban estudiar a cabalidad el lugar. Seguro que había algo allí que era digno de investigación y análisis.
En efecto, la zona del silencio es famosa por presentar anomalías de tipo electromagnético. En este lugar, las brújulas no funcionan y las ondas de radio no se transmiten de manera normal.
Muchos científicos han teorizado que puede existir un cono magnético que ioniza la atmósfera, produciendo bloqueos en las frecuencias de radio. Esto explicaría porque las ondas no se propagan de manera normal, y porque las brújulas y los relojes fallan con frecuencia.
Es preciso acotar que la zona también es un imán de aerolitos, pues un gran porcentaje de ellos vienen a parar, de manera misteriosa, en este lugar. Es posible que las anomalías magnéticas los atraigan, del mismo modo que el panal atrae a la abeja.
Interesantemente, la zona del silencio es famosa por su rica diversidad en fauna y flora. Lo cual resulta un poco paradójico pues, al fin y al cabo, estamos hablando de un desierto.
Sin embargo, allí se pueden encontrar nopales violáceos y varias especies endémicas, como la tortuga del desierto. Se cree que hace muchos años atrás, todo este territorio estuvo cubierto por el mar de Thetis.
La hipótesis tiene validez, puesto que se han encontrado muchos fósiles en las grandes llanuras del desierto.
Habiendo dicho todo esto, no obstante, sigamos viendo otros misterios de este sorprendente lugar…
Uno de ellos, en particular, le ocurrió al aviador Francisco Sarabia. Famoso por haber roto un récord de velocidad entre ciudad de México y Nueva York, en el año de 1939.
Resulta que, en una ocasión, este hombre se hallaba sobrevolando la zona cuando, de repente y sin previo aviso, sus instrumentos empezaron a fallar.
El hombre perdió toda comunicación con el mundo exterior, cuando su aparato de radio dejó de funcionar. En la base de control, mientras tanto, sólo se escuchaba estática. Esto hizo temer lo peor a los controladores aéreos, pues pensaron que al aviador se había estrellado.
Éste, afortunadamente, no era el caso. El pobre Sarabia sobrevolaba la zona a ciegas, debido a que el altímetro, la brújula, y los demás instrumentos, se movían como locos y sin control. Era tal el desconcierto, que hasta el mismo reloj había fallado de manera dramática.
Obviamente, y como era de esperarse, todo este extraño comportamiento le puso los nervios de punta al desgraciado Francisco. Pues nunca antes había experimentado algo similar. Todo el suceso, según lo describe, le resultaba completamente bizarro y fuera de este mundo.
La cosa, afortunadamente, y como ya dijimos, no pasó a mayores. Sarabia pudo aterrizar su aeronave sin mayores percances. Eso sí, después del incidente, el hombre juro que jamás volvería a volar por ese condenado territorio.
La zona del silencio es famosa por la tremenda cantidad de avistamientos ovni. Y, por si fuera poco, el sitio es ilustre porque muchos cadáveres de animales se encuentran desparramados por toda la región.
En efecto, parece ser que este lugar atrae, de modo enigmático, a los animales moribundos de los alrededores. Todos ellos vienen a morir aquí. No se sabe a ciencia cierta cómo, ni porque, ocurre este fenómeno.
Puede ser que el lugar, en alguna manera, atraiga a los animales moribundos y los invite a morir allí. O, por el contrario, y de forma más macabra y escalofriante, puede ser que el lugar atraiga a los animales sanos para luego matarlos allí.
Sea como sea, las bestias se sienten extrañamente atraídas hacia este enigmático emplazamiento. Es casi como si fuera su lugar de elección para tener una cita con la muerte.
Es innegable que los fenómenos paranormales están a la orden del día.
En efecto, los conductores que transitan las extensas llanuras, en la soledad de la noche, han reportado varios incidentes perturbadores.
Es muy común que los automovilistas vean personas caminando a la orilla de la carretera, en medio de la mismísima nada. Lo cual resulta espeluznante porque, recordemos, estamos hablando de un desierto. Casi nadie vive aquí. No hay aldeas, ni villas, ni ciudades, en cientos de kilómetros a la redonda.
Todas estas cosas son, ciertamente, muy extrañas. ¿Qué diablos ocurre en la zona del silencio? ¿Qué anomalías se esconden allí?
Es digno de mencionar que este tétrico lugar se encuentra ubicado, curiosamente, entre el paralelo 25 y el paralelo 30.
¿Puedes adivinar que otros lugares extraños se encuentran ubicados en estos paralelos? Pues, nada más y nada menos, que el triángulo de las Bermudas y las grandes pirámides de Egipto.
¿Coincidencia? Puede ser. Sin embargo, no deja de ser llamativo que estos lugares siempre hayan sido asociados con anomalías electromagnéticas y con grandes fuentes de energía.
Hay quienes teorizan que las pirámides de Egipto, por ejemplo, se construyeron justo en ese lugar por las energías que emanaban de la zona.
Por su parte, el triángulo de las Bermudas siempre ha presentado anomalías de esta naturaleza: extrañas luces en el cielo, brújulas que no funcionan, instrumentos que se vuelven locos, radios que dejan de funcionar, etc.
La zona del silencio presenta el mismo tipo de anomalías. Como aquella que le sucedió al señor Francisco Sarabia, cuando los instrumentos de su aeronave se enloquecieron al transitar por el lugar, del mismo modo en que lo harían si hubiera sobrevolado por el triángulo de las Bermudas.
Al igual que el famoso triángulo, la zona del silencio afecta los sistemas electrónicos de aviones y automóviles. Son muchos los conductores que han reportado fallos en sus vehículos, al punto de haberlos dejado tirados, inexplicablemente, en aquel inhóspito sitio.
Otra cosa interesante, en relación a los paralelos 25 a 30, es que dentro de ellos se encuentran muchas zonas desérticas.
En efecto, si observamos en Google Earth, veremos que, además de la zona del silencio, estos paralelos atraviesan gran parte del desierto del Sáhara, la zona árida de las pirámides de Egipto, y grandes llanuras desérticas del Medio Oriente.
¿Podrían las anomalías electromagnéticas haber causado una gran erosión en estas zonas? ¿Podrían éstas prevenir que la vegetación florezca, de manera abundante, en aquellas áreas? Puede muy bien ser así.
El caso es que, con el paso de los años, la gente ha reportado muchas historias insólitas de este lugar. Relatos fascinantes, así como escabrosos, tales como: pequeñas niñas que saltan en los matorrales del desierto, mujeres de túnica blanca que caminan a la par de la carretera, teléfonos celulares que fallan y se descargan, animales que se comportan de manera errática y desquiciada, luces extrañas y relampagueantes en el horizonte, etc.
Ciertamente, mis queridos amigos, la zona del silencio es toda una incógnita. Un lugar lleno de incontables anécdotas y sucesos aterradores. Crónicas que nos recuerdan que este planeta es mucho más enigmático e indescifrable de lo que jamás habíamos creído.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima.