Hay muchas cosas que desconocemos del universo, muchos misterios aún sin explorar.
Aunque un gran número de personas son escépticas en relación a los fenómenos paranormales, de vez en cuando llegan a nuestros oídos historias asombrosas e inexplicables. Incidentes como los del episodio del día de hoy.
Navegando por mi librería de asuntos paranormales, me topé con un relato bastante curioso e inaudito.
Una historia que, de ser cierta, nos pone a reflexionar sobre las posibilidades fantásticas y el potencial inexplorado del ser humano.
La historia la tomé del libro «más allá de lo creíble», del autor Francisco Domínguez.
Antes que entremos de lleno en el relato, quiero que consideren lo siguiente:
Según Domínguez, la anécdota le ocurrió a un amigo suyo. Un músico famoso de México, cuya identidad, por obvias razones, se ha mantenido en el anonimato.
Resulta que, en alguna ocasión, este famoso cantautor le contó la sorprendente crónica.
Si esta historia es cierta, definitivamente nos abre las puertas a posibilidades sensacionales, casi milagrosas. Y también nos da un baño de humildad, pues deja entrever lo poco que conocemos de la vida y el cosmos.
Al final de la narración se darán cuenta de esto.
La historia es así:
Todo comenzó cuando nuestro protagonista, llamémoslo Carlos, fue invitado a dar un concierto en Cuba.
Recordemos que este señor es (o era, porque es posible que haya muerto ya) un reconocido cantante en México.
En aquella ocasión, Carlos no pudo asistir al concierto, pues su apretada agenda lo hacía imposible.
Sin embargo, para no ser descortés, el hombre les ofreció como alternativa a otro cantante amigo suyo.
Los señores de Cuba aceptaron gustosos la propuesta, de modo que el amigo de Carlos, llamémoslo Raúl, se dirigió a la isla para efectuar el susodicho concierto.
Las cosas transcurrieron con normalidad y Raúl llevó a cabo su función con gran éxito.
Al regresar a México, Raúl y Carlos se reunieron para analizar el video del espectáculo.
En medio del filme, hubo algo que captó la atención de Carlos. Algo que, con bastante frecuencia, suele capturar la atención de los hombres: ¡una mujer!
Una hermosa dama apareció en la grabación y Carlos, casi sin poderlo explicar, quedó totalmente prendado de ella.
El excitado Carlos le dijo a Raúl: «Espera, detén aquí la cinta y dime, ¿Quién es esta hermosa mujer?».
Raúl, observando con atención la pantalla, exclamó: «Vaya, mira que no sé quién es, pero si lo deseas, puedo averiguar de quién se trata. ¿Por qué te interesa?».
A lo que Carlos dijo: «me interesa porque estoy enamorado de ella».
Parece ser que la chica era muy guapa, pues nuestro famoso cantante quedó flechado al instante.
Con el pasar de los días, Carlos no podía sacar de su mente la imagen de la enigmática muchacha.
Pensaba en ella día y noche, y entre más pensaba, más se enamoraba. La mujer se estaba volviendo en una obsesión. Era claro que algo tenía que hacer al respecto.
Finalmente, Carlos averiguó los datos de la chica y, ni corto ni perezoso, se puso en contacto con ella. Le envió un mensaje en donde se presentaba formalmente, anexaba una foto, y le confesaba su amor.
Parece ser que la joven respondió favorablemente a los sentimientos de nuestro galán. Por lo que la relación entre Carlos y la muchacha, a quien llamaremos Ana, empezó a crecer con el tiempo.
Cartas iban y venían, y el amor de Carlos por Ana se hacía cada vez más grande.
Una noche, Carlos tuvo un sueño bastante extraño.
Soñó que se encontraba en Cuba y que recorría unas calles empedradas, con casas de colores a lado y lado.
En determinado momento se detuvo frente a un edificio, se dirigió a la entrada, ingresó al recinto, y subió unas escaleras hasta llegar a la puerta de un apartamento.
Carlos tocó en el portón varias veces y una señora abrió la puerta. ¡Era la mamá de Ana!
La señora reconoció a Carlos inmediatamente, pues le conocía de las fotos que le había enviado a su hija.
La mamá, muy cordial, invitó a Carlos a seguir y lo condujo hasta donde se encontraba Ana.
La pareja estuvo platicando un buen rato. Hasta que Carlos dijo que tenía que marcharse, pues tenía que atender algunos asuntos importantes.
Las mujeres insistieron en que se quedara un rato más. Carlos, apenado, aseguró que le encantaría, pero que, desafortunadamente, le resultaba imposible.
Al final, el hombre terminó por despedirse y salió del recinto. Justo en ese momento, el hombre se despertó.
Aquí quiero hacer un pequeño paréntesis:
¿Alguna vez has tenido un sueño que querías que nunca acabará? ¿Un sueño en donde tus deseos más grandes se hacen realidad?
Todos, en algún momento, hemos tenido este tipo de sueños. Sin duda, yo los he tenido en bastantes ocasiones.
Ahora bien, ¿puedes recordar lo que sentiste cuando te despertaste y te diste cuenta que todo había sido solamente un sueño?
Es una sensación bastante horrible pues, por un momento, creíste tener en tus manos lo que más anhelabas. Al darte cuenta que sólo se trató de un sueño, la sensación es bastante desilusionante.
Así se sintió Carlos cuando se despertó de aquel sueño. La felicidad que había sentido al estar con su amada, se había desvanecido en el momento en que se dio cuenta que todo se trataba de una simple fantasía.
El tiempo seguía pasando y Carlos deseaba, cada vez con más ahínco, visitar a su amada y estar entre sus brazos.
La ocasión se presentó un día, cuando Carlos fue invitado a Cuba para dar un concierto.
Como era apenas lógico, aceptó de inmediato y se trasladó a la pequeña isla con una tremenda emoción.
Una vez en el hotel, los organizadores le dieron la dirección del lugar en donde se iba llevar a cabo la presentación y le dijeron que podía visitarlo cuando quisiera.
Carlos pensó que reconocer de antemano el lugar era una buena idea, así que tomó un taxi y se dirigió al establecimiento.
En medio del trayecto, no obstante, una extraña sensación lo invadió súbitamente.
El hombre sintió que reconocía los lugares por donde circulaban y las calles por las que transitaban.
Carlos estaba experimentando un «Déjà vu». Una experiencia en la cual creemos que ya hemos vivido lo acontecido, como un disco que se repite una y otra vez.
En medio de su «Déjà vu», Carlos divisó el mismo edificio que había visto en su sueño, ¡el edificio en donde vivía Ana!
Sin pensarlo dos veces, le indico al taxista que lo dejara allí. El edificio era exactamente igual a como lo había visto en su sueño.
Carlos, emocionado, pero al mismo tiempo confuso y aturdido, ingresó en el recinto, subió las escaleras y se detuvo frente al portón que había visto en su sueño.
Con el corazón palpitando y a punto de salirse del pecho, golpeó nerviosamente el portón.
La mamá de Ana abrió la puerta y exclamó: «¡Carlos, qué alegría tenerlo de vuelta!».
Carlos, pensativo, apenas atino a decir: «¿Cómo?, ¿Tenerme de vuelta? ¡Pero si es la primera vez que vengo!».
A lo que la mamá de Ana replicó: «¡Ay Carlos!, ¿Es que acaso ya se olvidó la última vez que estuvo aquí?».
Carlos nos cuenta que, comparando las fechas en las que ocurrió su sueño y su “hipotética” visita, estas concordaban a la perfección.
¡Parece ser que el “sueño” de Carlos ocurrió en realidad!
¿Cómo puede ser esto posible?
¿Cómo pudo Carlos soñar algo en México que, paralelamente, ocurría en Cuba?
¿Cómo pudo estar dormido en un país y despierto en otro?
¿Cómo pudo estar en dos lugares a la vez?
Una posible explicación puede ser el fenómeno del «Doppelgänger».
El «Doppelgänger» es el fenómeno del doble fantasmagórico de una persona.
El término lo acuñó el novelista Jean Paul, en 1796, y significa el «doble» «andante», y suele utilizarse para designar a cualquier doble de un individuo.
Por lo general, este doble asume una personalidad malvada, una especie de «gemelo perverso».
¿Podría haberse tratado del «Doppelgänger» de Carlos?
¿Pudo su doble haberse presentado en Cuba mientras él se encontraba durmiendo en México?
¿Podría Carlos, de algún modo, desconectarse de su cuerpo mientras dormía y viajar hasta Cuba para visitar a su amada?
¿Pudo haber sido una especie de viaje astral?
La historia, las leyendas, y el folclor, están plagadas de historias de «Doppelgänger» y viajes astrales.
En las experiencias cercanas a la muerte «ECM», las personas son capaces de abandonar su cuerpo y ver todo lo que sucede a su alrededor.
En muchas ocasiones, estos individuos son capaces de realizar auténticos viajes astrales, y visitar dimensiones como el cielo, o el infierno.
Tal vez Carlos, mientras dormía, abandonó su cuerpo y viajó hasta Cuba, en donde se materializó y tomó una forma real. Una forma que, a los ojos de Ana y su mamá, resultaba la de una persona común y corriente.
Otra posibilidad se encuentra en la reencarnación.
Es posible que Carlos ya hubiese vivido esa vida y, simplemente, la estaba reviviendo una vez más.
Esto explicaría el fenómeno del «Déjà vu» y su capacidad para reconocer las calles de Cuba, aunque nunca antes hubiese estado allí.
Por supuesto, esto no explicaría cómo pudo materializarse para que las dos mujeres lo pudieran ver en carne y hueso, mientras él dormía plácidamente en México.
Si esta alucinante anécdota es un acontecimiento real, sin duda nos pone a reflexionar mucho.
¿Qué misterios desconocemos todavía del ser humano y sus ocultas capacidades?
¿Tenemos poderes maravillosos que aún no hemos descubierto? ¿Acaso somos capaces de realizar hazañas que la ciencia considera imposibles?
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
¡No olviden opinar en la caja de comentarios!
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!