«Los ojos son el reflejo del alma», dice la gente. Muchas investigaciones han demostrado que las expresiones faciales son el espejo de nuestro espíritu. Si queremos saber lo que sucede dentro de una persona, lo único que tenemos que hacer es observar sus expresiones faciales. Podemos saber cómo se siente, simplemente notando las maneras en que contorsiona su rostro. Leer la mente de alguien es sencillamente una cuestión de leer su lenguaje corporal.
A veces, cuando voy en el bus o en el metro, me gusta observar los rostros de la gente para tratar de determinar cómo se sienten. Lo que más me llama la atención, es lo poco que sonríen. Las personas parecen demasiado serias (y en esto me incluyo), como si hubiese algo que les estuviera molestando. Y no es para menos, pues con tantos problemas y estrés, no es de extrañar que la gente no sonría más.
El problema es que no nos damos cuenta de la energía que estamos proyectando, y que otros si captan. Si ésta es negativa, la gente a nuestro alrededor también se sentirá negativa, y viceversa. Por lo tanto, si queremos mejorar nuestras relaciones, debemos entonces proyectar vibraciones positivas. Y aquí pregunto: ¿qué emana más energía positiva que una sonrisa?
Sonreír es la expresión facial más importante, sin lugar a dudas. Nada proyecta más fuerza positiva. Ninguna otra expresión es más poderosa. Nadie quiere interactuar con una persona cascarrabias. Nadie quiere estar rodeado de personas que proyecten negativismo. Pensemos en esto un momento, si entramos a una tienda y la persona que nos atiende tiene cara de pocos amigos, ¿qué pensaríamos? ¿cómo nos sentiríamos?
Una sonrisa es invitadora. Es una manera de decirle a la gente «Oye, me encuentro de excelente humor porque cosas positivas me están sucediendo, ¿quieres venir y compartirlas conmigo?» La gente se siente atraída hacia cosas positivas, pues desean estar rodeados de un buen espíritu. El optimismo es atractivo, el pesimismo no.
Aún si no nos sentimos bien, podemos entrenarnos para sonreír más. Claro, tampoco tenemos que exagerar y estar sonriendo todo el tiempo, pues esto se vería raro y sospechoso. Lo que necesitamos es que la gente se sienta cómoda a nuestro alrededor, como si estuvieran frente a un individuo positivo, alguien confiable y acogedor, alguien con el poder de hacernos sentir valiosos e importantes.
Siempre he sospechado de la gente demasiado seria, pues siempre he creído que algo malo debe estar pasando en su interior. Si no tienen sentido del humor, y actúan rígidos y malhumorados, las probabilidades es que tengan algún tipo de problema. Evidentemente, no queremos proyectar esta imagen, y por eso es que necesitamos sonreír.
La cuestión es, ¿cómo sonreímos más? La respuesta más obvia es: asegurarnos que nos encontremos en un estado mental positivo, una condición espiritual pacífica. Si no podemos estar en tal estado, debemos esforzarnos por estarlo. Y si no podemos, entonces finjámoslo. Los beneficios sociales de sonreír pueden justificar nuestros esfuerzos, al hacernos más agradables y sinceros a los ojos de los demás. Ésta será una puerta abierta para ganar potenciales amigos, amantes y socios.
El ejercicio de sonreír puede ser beneficioso porque podemos «engañar» a nuestro cerebro, y hacerle creer que nos sentimos bien. Algunos trucos para sentirnos bien son los siguientes: pensar en algo gracioso o leer chistes en el Internet. Si no eres de los que leen, entonces mira una serie o película de comedia. También puedes ver vídeos graciosos en YouTube. Todas estas cosas pueden poner una sonrisa en tu rostro.
Acostúmbrate a seguir esta rutina por lo menos una vez a la semana, diariamente sería ideal. Piensa en la broma, o el episodio divertido, a través del día. Rememóralo constantemente en tu mente. Recuerda, si la gente lo puede ver, la gente lo puede sentir! Te proporcionará un aura positiva!
Convierte el acto de sonreír en un hábito saludable de tu vida!
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, recuerden sonreír.
Hasta la próxima…