En el día de hoy, vamos a tratar un suceso que es, al mismo tiempo, tanto extraño como fascinante.
Se dice que muchas veces la realidad es más extraña que la ficción. Si eres de los que no cree en esto, te aseguro que al final de este relato cambiarás de parecer. Entremos un poco más en materia y veamos cómo se desarrolla esta historia.
Todo comenzó un día de verano, a mediados de julio de 1518, en el pueblo de Estrasburgo, Francia.
Resulta que ese día, una señora llamada Frau Troffea salió a las calles de Estrasburgo y, sin ninguna razón aparente, comenzó a bailar de un lado para otro.
La señora se movía y se contorsionaba armónicamente, como si de verdad estuviera bailando en una festividad. La señora Troffea continuo con este baile durante varios días y varias noches, danzando sin cesar. Hasta este punto, podríamos pensar que simplemente se trataba de una mujer con problemas mentales, que por alguna razón y en medio de su locura, decidió empezar a bailar sin razón aparente.
El problema es que, al cabo de unos cuantos días, docenas de personas también decidieron unírsele en este baile frenético y sin sentido.
Las autoridades del lugar, al ver lo extraño y bizarro del incidente, no dudaron en consultar a los médicos del lugar. Estos, en un principio, pensaron que simplemente se trataba de un caso de «sangre caliente» en los cerebros de las personas.
Por lo que la solución de los expertos fue muy sencilla: dejar que continuaran bailando hasta que, finalmente, se cansaran y terminaran de hacerlo. De modo que las autoridades, ante el consejo de los expertos, decidieron construir tarimas de baile y traer bandas de músicos para que animaran la extraña danza con música real.
Dicho y hecho, los extraños bailarines de Estrasburgo ahora podían continuar con su frenética y bizarra danza al compás de los tambores y las trompetas. Para el mes de agosto, por lo menos 400 personas se habían unido al insólito y exaltado baile.
El problema, sin embargo, no era que la gente estuviera bailando. El problema era que la gente que estaba bailando, en realidad no quería hacerlo. No creas que se trataba de gente que, voluntaria y alegremente, habían decidido unirse al baile porque parecía divertido y pintoresco.
Por supuesto que no, esta gente bailaba porque no podía evitarlo. Bailaban en contra de su voluntad.
Esto se sabía porque, según los testimonios que se encontraban en los archivos de este incidente, los bailarines no tenían una cara feliz; sino que, por el contrario, parecía que estaban en verdadero sufrimiento y agonía.
Esta danza macabra llego a ser tan incontrolable, que los bailarines caían muertos producto del cansancio, infartos cardíacos y derrames cerebrales. ¿puedes imaginarte lo que es bailar día y noche, sin parar, hasta caer fulminado por el agotamiento?
La cosa llego a ponerse tan seria, que según los reportes, todas las semanas morían hasta 15 personas. Evidentemente, en este punto, las autoridades locales se habían percatado de su error.
Por lo que ordenaron terminar con la música y prohibir rotundamente cualquier tipo de baile y festividad.
Como era de esperar, esto no hizo que la macabra danza de la muerte cesara, pues los extraños bailarines de Estrasburgo, seguían moviéndose al compás de una siniestra e invisible tonalidad que los hacía bailar hasta la muerte.
Para el mes de septiembre, las autoridades decidieron dejar esto en manos de la iglesia. La solución de las autoridades eclesiásticas era conducir a los poseídos bailarines hasta una gruta a las afueras de Saverne.
Resulta que en este lugar se encontraba un altar dedicado a San Vito, un santo que, aparentemente, podía castigar a los pecadores mediante el hechizo de la danza incontrolable, haciendo bailar a las personas hasta que sufrieran convulsiones y ataques epilépticos (vaya hombre de Dios).
La cuestión es que, al llegar al altar de San Vito, los eclesiásticos hicieron calzar zapatos rojos, a los ya ensangrentados pies de los poseídos bailarines.
Después los hicieron danzar alrededor de las reliquias de San Vito y de la virgen. Aparentemente, esta terapia curativa funciono, porque según las crónicas, al cabo de poco tiempo, los bailarines afectados pudieron volver a recuperar el control de sus cuerpos.
Ciertamente, esta es una historia fascinante y real, puesto que ha sido bien documentada en los anales de la historia. La pregunta es, ¿Qué diablos fue lo que sucedió en Estrasburgo? ¿Cómo es posible que cientos de personas puedan comenzar a bailar frenética e incontrolablemente, sin razón aparente, hasta la muerte?
Existen varias hipótesis al respecto. La primera de ellas es que tal vez los afectados ingirieron algún tipo de comida, posiblemente pan, en mal estado. Existe un hongo, llamado cornezuelo, que suele infectar el pan de centeno.
Esto suele conocerse como ergotismo. Resulta entonces que el cornezuelo puede producir una sustancia parecida al LSD, por lo que se piensa que un brote de ergotismo pudo haber creado convulsiones y alucinaciones en las personas infectadas.
Sin embargo, esta hipótesis no tiene mucha solidez, pues hay mucho trecho que cubrir desde producir alucinaciones, a hacer que cientos de personas bailen incontroladamente hasta su muerte.
Sobre todo si tenemos en cuenta que esta versión orgánica del LSD, de hecho, dificultaría el movimiento de las personas, porque obstruiría el flujo sanguíneo a las extremidades. Ciertamente, los bailarines afectados no tenían ningún problema de movimiento, por lo que esta hipótesis del LSD se cae por su propio peso.
Otra hipótesis que se ha manejado es que se trataba de una secta herética, y la extraña danza era parte de un acto de suicidio colectivo. No obstante, esta hipótesis tampoco tiene mucha validez, pues muchos de los afectados eran, ciertamente, conocidos cristianos y la iglesia nunca los tildo de herejes.
Más bien, lo que hizo fue decir que estos pobres individuos estaban poseídos por el demonio. Otra hipótesis, que es la más aceptada por la ciencia, es que se trato de un caso de histeria colectiva.
Aparentemente, los años anteriores a 1518 fueron muy duros, plagados de dificultades económicas, hambrunas y enfermedades. Adicionalmente, muchos creían en la leyenda de San Vito, personaje que era famoso porque podía hacer bailar incontrolablemente a la gente.
Tal vez, estos dos factores, dificultades en las condiciones de vida y supersticiones religiosas, se confabularon para crear una especie de histeria colectiva que hizo que esta gente bailara hasta su muerte.
Es interesante resaltar que no es la primera vez en la historia que un suceso así ocurre. Ya había ocurrido en la Nochebuena del año 1021 cuando 18 personas empezaron a bailar obscenamente en el pequeño pueblo de Kölbigk, en Alemania.
Se dice que el párroco los maldijo, pero aún así, no pudieron recuperar el control de sus extremidades, sino hasta un año después de lo sucedido.
Hubo otro incidente en Erfurt, Alemania en el año de 1247 y también otro en 1374, que tuvo lugar en Alemania, países bajos y Francia.
En estos incidentes, se cuenta que miles de personas bailaron en agonía durante días o semanas, gritando y quejándose de terribles visiones e implorándole a los curas y monjes de que salvaran sus almas. Es decir, el incidente de Estrasburgo no es el único que ha ocurrido en la historia, ni de cerca. Simplemente, es el más famoso y documentado de los múltiples que ha habido a través de los años.
¿Que pienso yo de todo esto? La verdad, para mi sigue siendo un gran misterio. La hipótesis de la histeria colectiva, aunque plausible, honestamente no termina de convencerme. Me parece inverosímil que cientos de personas se pongan a bailar incontroladamente hasta su muerte, simplemente porque cayeron en una especie de sugestión colectiva.
El ser humano tiene la tendencia a auto protegerse en situaciones de extremo peligro, así que no creo que alguien baile hasta la muerte, sin poder controlar cuando parar.
Pienso que lo que afecto a los bailarines de Estrasburgo, sea lo que fuese, tuvo que haber sido algo de tal magnitud, que hacía imposible que estas personas pudieran parar de bailar y moverse descontroladamente.
Y ustedes, mis queridos emprendedores de la felicidad, ¿Que creen que fue lo que sucedió en Estrasburgo? Déjenme sus opiniones en los comentarios. En este mundo a veces suceden cosas muy extrañas, realidades que van más allá de lo evidente, y que nos abren la puerta a dimensiones mágicas y fantásticas.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!