El mito se repite en varias culturas y religiones:
En el comienzo de los tiempos, Dios creó a la primera mujer y al primer hombre. Los llamó Adán y Eva, y los puso a vivir en un paraíso perfecto: «el jardín del Edén».
La primera pareja vivía libremente al aire libre, andaba completamente desnuda y tenía todas las comodidades a su alcance. La vida era buena y estupenda, pues poseían todo lo que necesitaban.
Dios solamente les dio un pequeño mandamiento: Les dijo que no debían comer del fruto del «árbol del conocimiento del bien y el mal». Pues, el día que lo hicieran, ciertamente morirían.
Esta era la única regla. Una petición bastante sencilla de cumplir. Un pequeño precio a pagar para vivir eternamente en un maravilloso paraíso.
Desafortunadamente, parece ser que esta simple regla fue demasiado para la primera pareja, quienes no pudieron resistir la tentación y terminaron violando esta condición.
Cuenta la historia que un ángel envidioso, de nombre Lucifer, quería hacerse igual a Dios. Por lo que ideó una estratagema para que Adán y Eva desobedecieron el mandato del señor.
Disfrazado de serpiente, el malintencionado ángel convenció a Eva de comer del fruto prohibido. Para persuadirla, utilizó un argumento bastante simple.
La serpiente le dijo: “No morirás si comes del árbol prohibido. Por el contrario, Dios sabe que el día que comas de él, tus ojos se abrirán y serás como él, conocerás el bien y el mal”.
Parece ser que las palabras de la serpiente resultaron muy tentadoras a los oídos de Eva, pues la mujer no resistió y terminó por comer del suculento fruto. Y sin que esto fuera suficiente, también convenció a Adán de que lo hiciera.
Ante esto, Dios se llenó de ira y los expulsó del paraíso. Hizo que fueran conscientes de su desnudez, y los mando a penar en la tierra. De ahora en adelante, los humanos debían ganarse el sustento con el sudor de su frente, trabajando duro en las inmisericordes condiciones de la tierra.
Esta historia se encuentra en el libro del Génesis, capítulo 3.
Ahora bien,
Todos estamos familiarizados con este cuento. Pero, la pregunta es: ¿Qué significa realmente toda esta fábula? ¿Fue un suceso real o se trata de una simple metáfora? ¿Acaso hay un mensaje oculto detrás de toda esta parábola?
¿Por qué es importante analizar este tema? ¿No deberíamos suponer que se trata simplemente de una fábula pintoresca, inventada por algunos viejitos judíos hace miles de años atrás?
¿Es esta historia apenas un cuento chino (o judío, en este caso) o tiene algo más de fondo? ¿Algún tipo de simbología oculta?
En efecto, soy de los que piensa que, detrás de esta inocente narración, se encuentra algo más de fondo. Algo realmente importante para entender la vida y comprender nuestro futuro.
Si logramos entender el verdadero significado del relato, podremos comprender nuestro presente y, aún más, podremos vislumbrar una parte esencial del «plan cósmico de Dios».
¿Por qué digo esto? ¿Cómo es posible que una simple fábula pueda ser tan importante para nuestra vida? ¿Cómo puede esta historia ayudarnos a entender nuestro presente y darnos una dirección sabia en relación a nuestro futuro?
En este video desglosaremos y analizaremos algunos de los puntos más importantes en relación a esta cuestión.
En primera instancia, fijémonos en lo siguiente:
Dios le ordena a la pareja no comer del fruto del «árbol del conocimiento del bien y el mal».
¿Por qué específicamente el «árbol del conocimiento del bien y el mal»?
¿Por qué no otro árbol? ¿Por qué no el árbol de la inteligencia? ¿O el árbol de la habilidad musical? ¿O el árbol de las matemáticas? ¿O un simple árbol de fresas o de peras?
¿Es que acaso fue una simple coincidencia que los escritores del Génesis eligieran el «árbol del conocimiento del bien y el mal»? ¿Acaso fue un capricho elegir concretamente esta denominación? ¡Por supuesto que no!
Comer del «árbol del conocimiento del bien y el mal» puede significar dos cosas:
- En primer lugar, puede simbolizar el acto de obrar de manera malvada, antiética e inmoral.
- En segundo lugar, puede hacer referencia al acto de obtener conocimiento sobre el bien y el mal.
Empecemos analizando el primer punto:
“Comer del árbol del conocimiento del bien y el mal”, puede ser una simple manera para decir: “en algún momento, la humanidad empezó a obrar incorrectamente, violando las leyes de la ética y la moral”.
En otras palabras, cuando Dios dijo “no coman del árbol del conocimiento del bien y el mal”. En realidad, estaba diciendo: “no empiecen a obrar de manera malvada e inmoral, porque el día que lo hagan, ciertamente morirán”.
Bajo esta perspectiva, Dios no se enojó por un simple acto de desobediencia. El pecado no fue que Adán y Eva lo desobedecieran, ni que comieran del fruto de un árbol. El verdadero agravio fue que la humanidad empezó a obrar de manera incorrecta, antiética e inmoral.
El mandamiento era simple: “sean virtuosos y bondadosos, y vivirán para siempre en un paraíso. Actúen de manera malvada y perversa, y perderán el privilegio. Tendrán que vivir en un mundo imperfecto y tendrán que morir”.
Basándonos en esta interpretación, la «caída del hombre» no fue el acto ordinario de comer, literalmente, del fruto de un árbol. Lo que causó la perdición de la humanidad fue el accionar malvado, vil y ruin de la misma.
Ahora bien,
En relación al segundo punto, en el versículo cinco, del capítulo tres del Génesis, la serpiente exclama: “Dios sabe que el día que comas del fruto prohibido, tus ojos se abrirán, y serás como Dios, conocedor del bien y el mal”.
En este contexto, Satanás no mentía. Pues, efectivamente, el hombre sería como Dios si comía del fruto del árbol. ¿En qué sentido sería como Dios? En el sentido de que conocería la verdadera esencia del bien y el mal.
Me explico:
Dios es una entidad totalizadora. Una entidad que lo abarca todo. En este sentido, y por definición, Dios tiene una naturaleza buena y una naturaleza mala.
Dios es una dualidad que cubre todo el rango del bien y el mal. Dios engloba, en su totalidad, ambas esencias.
Según el Génesis, cuando Dios creó a Adán y Eva, los creó sin conocimiento del mal.
Los primeros humanos no sabían lo que era la maldad, pues Dios los creó para que experimentaran solamente un lado de la moneda. El lado de luz.
Pero, ¿Qué sucede? El verdadero conocimiento, y la verdadera sabiduría, no se pueden obtener a menos que se tenga un conocimiento totalizador y completo.
Es decir, si tú quieres conocerlo todo, forzosamente tienes que conocer los dos lados de la moneda. Si solamente conoces un lado de la misma, no tendrás conocimiento completo.
En efecto, si solamente se conoce la bondad, es muy difícil comprender la maldad también. Es necesario conocer la dualidad «bondad-maldad», en su totalidad, para obtener una sabiduría perfecta.
Preguntémonos lo siguiente:
¿Se puede comprender el frío, sin comprender el calor? ¿Y viceversa?
¿Se puede comprender lo grande, sin comprender lo pequeño? ¿Y viceversa?
¿Se puede comprender la bondad, sin comprender también la maldad? ¿Y viceversa?
Todo en el universo es dual. Todo viene en pares (bueno-malo, bonito-feo, grande-pequeño, frío-calor, etc.). Por lo tanto, para realmente ser como Dios, se necesita el conocimiento de ambos extremos, de ambas naturalezas.
Por eso las palabras de la serpiente resultaban verídicas: “tus ojos se abrirán, y serás como Dios, conocedor del bien y el mal”.
En efecto, vivimos en un universo dual. En nuestro mundo, el bien se entremezcla con la maldad.
La razón por la cual vivimos en un universo en donde existe el bien y el mal es, justamente, porque así lo decidimos.
Si deseábamos obtener conocimiento del bien y el mal, tendríamos, forzosamente, que experimentar la maldad también.
En este contexto, «comer del árbol del conocimiento del bien y el mal» significa haber tomado la decisión de vivir en un universo dual. Un cosmos en donde existe la bondad y la maldad, y en donde ambas naturalezas se deben experimentar.
Este es el verdadero mensaje detrás de la fábula del jardín del Edén. El mensaje oculto del pecado original (si es que acaso está oculto).
Comer del fruto del «árbol del conocimiento del bien y el mal» significa la elección que tomó la humanidad para experimentar la doble dualidad «bondad-maldad».
Una elección que, posiblemente, tomamos en el momento en que decidimos actuar de manera perversa, antiética e inmoral.
En resumidas cuentas, existen muchas hipótesis en relación a lo que ocurrió en el jardín del Edén:
Algunos piensan que se trata simplemente de una fábula judía, inventada por fanáticos religiosos que vivieron hace milenios.
Otros piensan que, los sucesos del jardín del Edén, hacen referencia a la creación del hombre por manos de extraterrestres.
Mucho se ha hablado de los Anunakis y de unos extraterrestres llamados Enki y Enlil. Unos seres que, supuestamente, crearon a la humanidad por hibridación genética, mezclando sus genes con los de los homínidos que habitaban la tierra en ese momento.
Sin entrar en debates sobre la veracidad de estas teorías, pienso que se está pasando por alto el punto principal de la cuestión. Pues lo importante no es determinar quién creó al ser humano, o cómo se creó, sino entender las razones de la existencia de la maldad.
En otras palabras, obtener una respuesta a la pregunta: ¿por qué existe tanta maldad y sufrimiento en el mundo?
Terminaré formulando los siguientes interrogantes:
¿Qué es lo más importante a tener en cuenta en relación al incidente del jardín del Edén? ¿Determinar si fuimos creados por Dios o por unos extraterrestres genetistas?, o bien, ¿entender el mensaje oculto sobre la existencia del bien y el mal en el universo?
En mi opinión, detrás de la parábola del jardín del Edén se encuentra una explicación poderosa para la existencia del bien y del mal. Éste es el verdadero mensaje que se debe extraer de esta historia. Pero, no solamente es una cuestión de entender nuestro presente, sino también de comprender hacia dónde nos dirigimos. Los verdaderos destinos de nuestro futuro.
La historia de la humanidad es un proceso de elección. Es decir, elegir entre el bien o el mal. Cada elección tiene sus consecuencias. Por eso es importante elegir sabiamente. Nuestra vida, y nuestra felicidad, depende de la elección que hagamos.
¡Entender este sencillo concepto es crítico para nuestras aspiraciones de la felicidad!
En próximos artículos, analizaremos esto en mayor detalle.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!