Siempre he definido la felicidad en términos de «estímulo»: atraer la mayor cantidad de «estímulo positivo» y remover la mayor cantidad de «estímulo negativo».
Cuando hablo de «estímulo», en realidad me refiero a «estímulos», en plural. Simplemente, utilizo el término «estímulo», en singular, para definir un conjunto de estímulos.
Del mismo modo en que decimos: “la mejor pizza del mundo”, en lugar de “las mejores pizzas del mundo”. Se sobreentiende que el término “pizza”, en este contexto, hace referencia a más de una. Es un término en singular, que hace referencia a un plural.
Así, cuando hablo de «estímulo», me refiero a todo un conjunto de estímulos. Estímulos que nos generan felicidad o infelicidad.
El «estímulo» que genera felicidad es el «estímulo positivo». Y el «estímulo» que genera infelicidad es el «estímulo negativo».
La felicidad es, en términos simples, atraer la mayor cantidad de «estímulo positivo» y remover la mayor cantidad de «estímulo negativo».
Ahora bien, podríamos pensar que el «estímulo negativo» es, como su nombre lo indica, completamente negativo. Algo que debemos evitar a toda costa, como la plaga.
Sin embargo, en este artículo defenderé las bondades del «estímulo negativo». Porque, aunque no lo creamos, este también tiene su lado positivo.
En efecto, no todo lo “bueno” es tan “bueno”, y no todo lo “malo” es tan “malo”.
La pregunta es: ¿Cuál es el lado positivo del «estímulo negativo»? ¿Cómo podemos utilizarlo en nuestra búsqueda de la felicidad?
Esto lo veremos a continuación…
Imagínense poder utilizar algo, esencialmente negativo; para lograr algo, esencialmente positivo. Esto es lo que llamaríamos “uso inteligente de los recursos”.
Como ya lo mencionamos en artículos anteriores, el «estímulo negativo» es el conjunto de todas las cosas que nos genera infelicidad.
Evidentemente, estas cosas son subjetivas. Pues, lo que a ti te genera felicidad, al vecino puede generarle infelicidad.
Por lo tanto, solamente tú puedes definir tu «estímulo negativo».
El «estímulo negativo», por definición, te generará emociones negativas: dolor, sufrimiento, estrés, desdicha, infelicidad, etc.
Este tipo de sentimientos los queremos evitar a toda costa. Pero, no deberíamos verlos con desdén; pues, a pesar de que generan infelicidad, también pueden, paradójicamente, ayudarnos a encontrar la felicidad.
¿Cómo exactamente?
Les proporcionaré tres tips para tal efecto:
Tip # 1: utiliza el «estímulo negativo» como un sistema de alerta.
En efecto, un lado positivo del «estímulo negativo» es que nos alerta sobre las cosas que están mal y nos puede proporcionar pistas de cómo corregirlas.
Para comprenderlo mejor, utilizaré una analogía:
Imagínate que no tuvieras la capacidad de sentir dolor físico.
Si no sintieras nada cuando, por ejemplo, se te pincha con una aguja, entonces no podrías saber si algo anda mal.
Tus piernas podrían estar incendiándose y jamás lo sabrías, hasta que ya fuera demasiado tarde.
El dolor nos alerta de peligros, trátese de enfermedades o amenazas físicas.
Así como el dolor físico cumple una función importante, el dolor espiritual también lo hace.
El «estímulo negativo» genera dolor espiritual. Pero este, al igual que el dolor físico, también cumple la función de alertarnos. Decirnos cuando las cosas no marchan por donde deberían.
Si no te sientes feliz, es porque hay demasiado «estímulo negativo» en tu vida. Estás rodeado, en exceso, de sentimientos perjudiciales.
De ser así, utiliza estos sentimientos para descubrir lo que está pasando.
Haz una lista de las cosas que te generan dolor y miseria. Este será el primer paso para solucionarlas. Es apenas lógico que, si no sabes cuál es el problema, nunca podrás solventarlo.
El «estímulo negativo» te ayuda a encontrar el problema. Te dice exactamente qué está mal con tu vida. Y cuáles son las cosas que debes resolver. Las áreas que debes mejorar.
Al conocer las facetas de tu vida que se encuentran en estados deficientes, podrás tomar el primer paso para cambiar tu situación.
Esta es una de las ventajas del «estímulo negativo». Sin este, jamás entenderíamos qué anda mal con nuestra vida. Nunca sabríamos qué necesitamos arreglar y componer.
Tip # 2: utiliza el «estímulo negativo» para desarrollar un sentido de gratitud.
La gratitud es muy importante en nuestra búsqueda de la felicidad.
Sin embargo, la mayoría de veces, somos ingratos. No agradecemos las cosas valiosas que tenemos.
Hay un dicho bastante popular, que reza así: “nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde”.
En efecto, solamente en la ausencia, podemos apreciar el valor.
Si el «estímulo negativo» no existiera, tal vez no apreciaríamos el «estímulo positivo».
Si en nuestra vida sólo existiera felicidad, quizá la daríamos por sentado. No pensaríamos en ella como algo importante. No le otorgaríamos el valor que se merece.
Es posible que el «estímulo negativo», paradójicamente, sea necesario para la felicidad.
Así como la maldad nos puede recordar de las bendiciones de la bondad. La infelicidad nos puede recordar de la importancia de la felicidad.
El que ha sido infeliz, sabrá apreciar la felicidad. Mucho más que aquel que nunca lo ha sido.
Esto es parecido al millonario que no aprecia lo que tiene, porque nunca ha tenido carencia de ello.
El «estímulo negativo» nos ayuda a desarrollar mayor gratitud. Nos permite apreciar mejor las cosas buenas y maravillosas que existen en nuestra vida.
En cierto modo, podríamos decir que el «estímulo negativo» es necesario para gozar plenamente del «estímulo positivo».
Tip # 3: utiliza el «estímulo negativo» para descubrir el «estímulo positivo».
El último consejo que proporcionaré es el siguiente:
Puedes utilizar el «estímulo negativo» para descubrir el «estímulo positivo».
Muchas veces, las personas no saben que necesitan para ser felices. Hay gente que vive sin saber qué les genera felicidad.
Ahora bien,
Podrías descubrir lo que te hace feliz, analizando aquello qué te hace infeliz. Es decir, estudiando y escudriñando el «estímulo negativo».
Es sensato pensarlo pues, el antónimo de aquello que nos hace miserables y desdichados, debería generarnos felicidad.
Si la felicidad es el opuesto de la infelicidad. Entonces, conocer la infelicidad nos abre una ventana para ver claramente la felicidad.
Haz uso de la lista, que desarrollaste en el tip # 1, sobre las cosas que te hacen miserable.
Piensa en sus opuestos. Esto debería darte información sobre tu felicidad.
Por ejemplo:
Digamos que el estrés te genera infelicidad.
El estrés sería entonces parte de tu «estímulo negativo».
¿Cuál es el opuesto del estrés? ¿Cuál es su antónimo? El opuesto debería hacerte feliz. Debería ser parte de tu «estímulo positivo».
El opuesto del “estrés y la angustia”, es la “tranquilidad y la paz”.
Ahora sabes algo sobre tu felicidad. Entiendes que, para ser feliz, necesitas estar en un ambiente relajado, vivir con tranquilidad, y estar rodeado de paz y armonía. Estas condiciones son parte de tu «estímulo positivo».
Lo interesante es: nunca lo habrías descubierto, a no ser por el «estímulo negativo». Este te dio claves sobre tu felicidad.
¿Ves cómo el «estímulo negativo» también puede ser algo positivo? ¿Entiendes cómo lo puedes utilizar en forma beneficiosa?
Es evidente que, la idea es remover la mayor cantidad de «estímulo negativo». Pero, al mismo tiempo, es posible que también lo necesitemos. Podríamos pensar en él como una especie de mal necesario.
Quizá, para ser felices, necesitemos tanto del «estímulo positivo», como del «estímulo negativo».
Si nuestra vida rebosará 100% de «estímulo positivo», sin nada de «estímulo negativo», tal vez no seríamos completamente felices.
Tal vez, necesitemos un 95% de «estímulo positivo» y un 5% de «estímulo negativo». No sé exactamente cuál sea la proporción ideal. Probablemente, acaso una simple pizca.
El punto es: el «estímulo negativo» también tiene su lado positivo. También lo podemos utilizar de manera beneficiosa.
No hay que mirar con total desdén a las tragedias y las emociones negativas, pues también tienen su matiz positivo. También se pueden extraer cosas valiosas de ellas.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!