En el día de hoy vamos a sumergirnos, por así decirlo, en uno de los grandes enigmas de la edad antigua: el uso de la electricidad.
Es decir, ¿podrían los antiguos conocer el fenómeno de la electricidad y utilizarla para fines prácticos? Bueno, eso es justamente lo que vamos a tratar de discutir en el día de hoy.
A estas alturas, a nadie debería resultarle sorprendente que los pueblos antiguos eran mucho más avanzados de lo que nos imaginamos.
Es decir, no creas que los antiguos eran simples “salvajes”, por así decirlo, que corrían como locos todo el día, en taparrabos y con lanza en mano, detrás de un jabalí o algo así.
Por supuesto que no, estos pueblos eran mucho más desarrollados de lo que pensamos.
Obviamente, se presume que su nivel tecnológico no era tan avanzado como el de nuestra sociedad actual, pero aún así, sin duda poseían conocimientos bastante desarrollados en las áreas técnicas y científicas.
Ahora bien, se ha especulado que, de hecho, en tiempos muy, pero muy antiguos, existían civilizaciones aún más avanzadas que la nuestra, tanto tecnológica como socialmente.
La Atlántida es un buen ejemplo de este tipo de sociedad. En caso de que no sepas lo que es la Atlántida, te recomiendo que te veas la película de Aquaman, para que te hagas una buena idea.
En realidad, y también hay que decirlo, la película tampoco le hace justicia porque, originalmente, la Atlántida no estaba bajo el agua; sino que se hundió, según cuentan, debido a varios cataclismos apocalípticos. Ya otro día hablaremos con más detalle sobre esta fascinante civilización.
Por ahora sigamos con nuestra historia. En este punto podrías preguntarte, ¿pero Andrés, si hubiera existido una civilización tan avanzada como la nuestra, o quizá más avanzada, no existirían vestigios de la misma? ¿Acaso no existirían pruebas contundentes y rastros de la tecnología que desarrollaron?
La respuesta es: no necesariamente. Verás, si la raza humana se extinguiera hoy, y dejáramos atrás todos nuestros desarrollos tecnológicos, lo más probable es que, en un lapso de más o menos un millón de años, toda nuestra civilización se reduciría a polvo.
Todo, absolutamente todo, llámense edificios, puentes, automóviles, computadoras, tu play Station, etc.; todo se desintegraría con el paso del tiempo.
Así que si, una nave alienígena aterrizara en la tierra después de 1 millón de años de nuestra extinción, lo más probable es que estos extraterrestres no encontraran absolutamente ningún vestigio de lo que alguna vez fue nuestra civilización.
Pues todo ya se habría desintegrado por completo, todo ya estaría tragado por la tierra y convertido en simples granos de polvo y roca.
Así que, si de verdad existió una civilización más desarrollada que la nuestra hace millones de años. Y por alguna razón, ésta se extinguió; lo más lógico es que con el paso del tiempo no fueran a quedar muchos vestigios ni pruebas de su existencia.
Y eso es exactamente lo que pudo haber pasado con la Atlántida. Pero bueno, nos estamos desviando un poco el tema. Volvamos a la pregunta inicial: ¿pudieron los pueblos antiguos conocer el fenómeno de la electricidad y utilizarla para fines prácticos?
De haber existido civilizaciones como la Atlántida, sin lugar a dudas. Pero como la Atlántida todavía es un misterio sin resolver, ¿qué podemos decir de civilizaciones más cercanas a nuestro tiempo, como los egipcios, los sumerios, los griegos y los romanos?
Bueno, ciertamente algo sí está claro: algunos pueblos antiguos si que tenían conocimiento de la electricidad, pero difícilmente la utilizaban para fines prácticos.
Sin embargo, tal vez la única excepción son los egipcios. Pues se especula que ellos, no solamente conocían la electricidad, sino que también la utilizaron para la construcción de sus pirámides y sus monumentos.
Pero no nos adelantemos todavía, empecemos por el comienzo, ¿cómo sabemos que los pueblos antiguos tenían conocimiento de la electricidad?
Bueno, para empezar, es digno de mencionar que este fenómeno ya era conocido desde la antigua Grecia. De hecho, su mismo nombre es de origen griego.
El término «electricidad» proviene de la palabra griega «electrón». Y esta palabra está muy relacionada con el término «ámbar». ¿Por qué exactamente con este término? Pues porque era muy conocida la propiedad de este material para generar electricidad estática.
En efecto, el filósofo griego Theophrastus (quien vivió por allá en el año de 374 a 287 antes de Cristo), escribió un tratado en donde establecía la existencia de varias sustancias, aparte del ámbar, que poseían la propiedad de atraer objetos si se frotaban.
Hay que decir que lo que escribió este señor, se considera el primer tratado científico sobre el tema de la electricidad.
Siguiendo con los helenos, los historiadores han designado al mismísimo filósofo y matemático griego, Thales de Mileto, como la primera persona que intuyo la existencia de este tipo de energía.
Se dice que alrededor del año 600 a. C., más o menos, este señor descubrió la electricidad estática al darse cuenta que al frotar el ámbar, éste tenía la propiedad de atraer varios objetos.
No obstante, no fue sino hasta que vino Gilbert, ya en épocas más modernas, para designar la palabra «eléctrica», a esa atracción producida por el vidrio, y el ámbar, sobre pequeños objetos.
Es evidente que antes de que se estudiara científicamente la electricidad, los antiguos ya conocían su existencia y algunas de sus propiedades.
Por ejemplo, en la Mesopotamia antigua, así como en Egipto, Grecia y Roma; se utilizaban peces eléctricos, como la anguila o la raya eléctrica, para tratar diversas enfermedades y dolencias, tales como los dolores de cabeza y la gota.
Pero tal vez la prueba más contundente de que los antiguos conocían y utilizaban la electricidad, ocurrió en 1938. Resulta que, en este año, un arqueólogo austriaco, de nombre Wilhelm König, descubrió lo que se conoce como la «batería de Bagdad». ¿Qué es eso?
Pues bien, se trata de un conjunto de jarrones de terracota, de más o menos unos 15 cm de alto y 6 cm de ancho, que se fabricaron alrededor del año 248 a 226 a. C. Resulta que estos objetos tenían en su interior un cilindro de cobre, con una vara de hierro en su interior.
Se cree que, en el espacio entre el cilindro y las paredes del jarrón, se depositaba alguna especie de líquido electrolítico para generar electricidad (de hecho, se cree que este líquido, era nada más y nada menos, que el zumo de uva).
La cosa es que este líquido permitía una reacción electro química, haciendo que todo el jarrón funcionará como una batería, o pila eléctrica.
Resulta que estos vasos, o jarrones eléctricos, también se han encontrado en distintos sitios de Sumeria, y se han llegado a datar en, más o menos, 2500 años a. C.
Muchos especialistas han reproducido esta «batería de zumo de uva» y han conseguido obtener voltajes pequeños, entre 0.5 a 1.5 voltios, aproximadamente.
Puede que esta cantidad de voltaje no parezca mucho, pero si se conectan varias de estas baterías en serie, te aseguro que se puede llegar a crear un voltaje sustancial.
Esto se evidenció en un episodio de los cazadores de mitos, en donde los «desgraciados» amigos de Adam, le proporcionan un tremendo choque eléctrico al conectar en serie varias de estas baterías primitivas.
Probablemente, se podría decir que es hasta este punto que llegó el conocimiento y la utilización de la electricidad en los pueblos antiguos. Sin embargo, dijimos que podía existir una excepción, y que sin duda serían los egipcios.
La pregunta es, ¿podría el pueblo de los faraones haber tenido conocimiento de la electricidad y haberla utilizado para la construcción de sus monumentos? Definitivamente, hay quienes piensan que así es.
Veamos un poco las razones. En primera instancia, hay que decir que los egipcios ya utilizaban metales como pararrayos, para proteger las inmediaciones de sus templos.
Pero tal vez la evidencia más sugerente con respecto a la utilización de la electricidad, en esta civilización, son las famosas «bombillas» del Antiguo Egipto.
Presumiblemente te estarás preguntando, ¿bombillas? ¿Es que acaso utilizaban bombillas en el Antiguo Egipto? Pues realmente no se sabe. Pero se ha llegado a sugerir esto a raíz de un extraño grabado que se descubrió en el Antiguo Egipto.
Más exactamente, en el templo de Hathor de Dendera, a 70 kilómetros al norte de Luxor. En este lugar se descubrió un extraño tallado en piedra, en donde se ve una especie de gigantes, porque hay que decir que esos seres son gigantes, si se le compara con los otros seres humanos que aparecen en el grabado (además de que también aparece una especie de humanoide con cola, muy extraño.
La cosa es que estos gigantes aparecen cargando una especie de gigantescas bombillas. Estas bombillas, sin duda que se parecen a los «tubos de Crookes».
En el grabado se puede observar cómo estas bombillas tienen filamentos, encerrados en tubos, posiblemente para crear vacío, y hasta cables que se conectan a una especie de baterías.
Obviamente, y como es de esperar, los escépticos niegan esto rotundamente. Ellos dicen: ¡nooo, es que estas bombillas son realmente una flor de loto, y los filamentos no son más que una serpiente que brota de esta flor!
Y tienen razón, en realidad se trata de la flor de loto y de una serpiente. Lo que los incrédulos no entienden, es que los egipcios, al igual que otros pueblos antiguos, tenían una tendencia de darle un toque poético, y lírico, a todas esas cosas que les fascinaban y no entendían plenamente.
Estoy seguro de que, si un avión moderno se apareciera en el Antiguo Egipto, esta gente muy probablemente lo dibujaría, y se referiría a ello, como un pájaro gigante sin plumas y con un canto ensordecedor.
Y estoy seguro de que, si fueran a tallado en una roca, muy probablemente lo harían en forma de pájaro, y le podrían dos ojitos bien simpáticos en la cabeza (que obviamente, nosotros entenderíamos como las ventanas).
La cuestión es que una cosa no excluye a la otra. El hecho de que sean representadas como serpientes y flores de loto, no significa que no hayan podido ser también bombillas.
Ahora bien, ¿por qué habrían de simbolizar a los filamentos como serpientes? Pues recordemos que la serpiente siempre ha simbolizado muchas cosas, en muchas culturas.
Y siempre ha sido asociada con cosas malas, por obvias razones. Ahora quiero que te hagas la siguiente pregunta: imagínate que eres un ciudadano del Antiguo Egipto, e imagínate que tocas un filamento cargado de electricidad ¿Qué sentirías?
Pues, evidentemente, lo que sentirías es un corrientazo bárbaro, que te generaría un increíble dolor, al igual que una mordedura de serpiente. Bajo esta perspectiva, no es tan loco pensar que los egipcios asemejarán el filamento de un bombillo, y su respectivo corrientazo, como la picadura de una serpiente.
Si lo piensas bien, no es completamente descabellado pensar que el pueblo egipcio tuviera conocimiento de la electricidad, y la utilizara para proporcionarle energía a sus herramientas (sobre todo, si consideramos el hecho de que esta tecnología pudo haber sido proporcionada por una civilización extraterrestre, y después se la llevó consigo al partir de la tierra).
De hecho, muchos ingenieros modernos han dicho que la exactitud con la que fueron talladas ciertas partes de la gran pirámide de Giza, hace sugerir la utilización de herramientas eléctricas.
Muchos ingenieros han confesado que, aún hoy, con nuestros taladros y herramientas eléctricas, todavía sería bastante difícil darle ese toque de precisión que le daban los egipcios a sus templos y monumentos.
Si esta aseveración la realizan expertos en sus respectivos campos, ¿por qué no habríamos de creerles? ¿Porque no habríamos de creer que los egipcios también pudieron utilizar herramientas eléctricas para confeccionar sus majestuosas obras arquitectónicas?
Es más, se cree que hasta la misma gran pirámide era una central generadora de energía. Lo que tienes que entender es esto: grandes porciones de la gran pirámide están hechas de granito, el cual es un material que contiene cristales de micro cuarzo.
Y estos, cuando se exponen a vibraciones energéticas adecuadas, pueden producir electricidad. Así que, muchas personas que han estudiado el fenómeno a cabalidad, dicen que, si se genera la frecuencia de vibración adecuada, la gran pirámide puede conducir electricidad a través de su estructura.
Esto se conoce en la comunidad científica como el efecto «piezo-eléctrico». De hecho, esta misma tecnología se utiliza hoy en día para la manufactura de parlantes, transductores de señal, y aplicaciones en la industria automotriz.
Una cosa que yo siempre me he preguntado es, ¿qué pasó con la punta de la gran pirámide? Esta siempre ha estado desaparecida y su paradero es un verdadero enigma. Mucho se ha especulado que esta punta estaba hecha de metal, y que era una pieza esencial en el engranaje de esta planta generadora de energía.
Para no crear malentendidos, no estoy diciendo que la gran pirámide haya sido una generadora de energía, o que los egipcios hubieran podido utilizar la energía del mismo modo en que lo podemos hacer nosotros.
Simplemente, estoy dejando abierta la posibilidad. Es bueno que no seamos tan cerrados de mente. Creo que debemos considerar todas estas hipótesis como verdaderas posibilidades. El hecho es que, tal vez, los egipcios si podían utilizar la electricidad de manera similar a como la utilizamos nosotros.
A todo lo anterior hay que sumarle el hecho de que, a lo largo de la historia, se han encontrado una infinidad de lámparas antiguas que todavía estaban encendidas en el momento de su descubrimiento.
Es decir, ¡todavía seguían encendidas después de siglos! ¿Qué significa esto? Pues que los antiguos podían crear lámparas mucho mejores que las que tenemos hoy en día. Teniendo en cuenta esto, cualquier cosa es posible.
Ahora bien, en relación al descubrimiento de estas lámparas, yo me pregunto, ¿porque nuestras lámparas solamente duran un poco de tiempo antes de que se fundan?
¿Será que los antiguos tenían mejores técnicas para la producción de sus lámparas que nosotros? ¿O simplemente, es una muestra más de la avaricia de las empresas capitalistas, que crean productos desechables para que sólo duren un poco de tiempo y después nosotros, los consumidores ingenuos, tengamos que estarlas comprando una y otra vez?
En fin, vamos a dejarlo hasta aquí porque ya me enervo de pensar en esto. ¿Y ustedes que creen, mis emprendedores de la felicidad? ¿Creen que los egipcios pudieron haber manejado la electricidad de un modo similar a como lo hacemos nosotros?
¿Creen que otras civilizaciones más avanzadas que la nuestra, como la Atlántida, pudieron haberlo hecho en tiempos increíblemente lejanos?
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!