En el día de hoy vamos a hablar sobre el asombroso caso de Mollie Fancher, también conocida como el «Enigma de Brooklyn».
Dicen que muchas veces la realidad es más extraña que la ficción. Si todavía no crees en esto, espera hasta que oigas este caso y te convencerás de lo contrario.
Toda esta historia que les voy a contar ocurrió a mediados del siglo XIX, desde finales de los años de 1850, hasta los primeros años del siglo XX.
Pero empecemos por el comienzo, ¿quién era Mollie Fancher? Ella era una chica que vivió en Brooklyn durante los años ya mencionados.
Una muchacha bastante normal, y que, además, se caracterizaba por ser una excelente estudiante. De hecho, hasta estudiaba en una escuela de bastante reputación.
Esta chica llegó a formar parte de un grupo de niñas preadolescentes que se conocía con el nombre de «mujeres ayunadoras». ¿Porque se llamaban así?
Porque estas chicas afirmaban que podían sobrevivir largos periodos de tiempo sin consumir ningún alimento. Y cuando hablo de largos periodos, me refiero hasta varias semanas sin ingerir bocado.
Continuando con la historia, resulta entonces que Mollie, era la hija de los esposos Fancher.
Se cuenta que a los 16 años, a la pobre muchacha se le diagnosticó una enfermedad llamada «dispepsia», un trastorno de la digestión que aparece justo después de las comidas, y que incluye síntomas como náuseas, pesadez y dolor de estómago. Además de ardor y flatulencia.
Muy probablemente, debido a esta enfermedad, la pobre Mollie tomó la decisión de pasar varios periodos sin probar alimento.
Algunos años más tarde, los médicos publicaron informes diciendo que esta chica llegó a pasar hasta siete semanas sin ingerir absolutamente nada. Por ese entonces, Mollie contaba con la edad de 16 años.
Ahora bien, imagínate lo siguiente ¿puedes tener una idea de lo que significa pasar siete semanas sin comer?
Honestamente, a mí se me hace muy difícil de entenderlo, pues a duras penas, yo si acaso puedo pasar unas cinco horas antes de que la panza me empiece a extorsionar y a exigir su ración diaria. Pues la cosa es que, para esta chica, la comida ciertamente no era un problema.
La pobre Mollie no era precisamente una muchacha con mucha suerte. Verán, resulta que entre los años de 1864 y 1865, esta niña sufrió dos accidentes graves.
Producto de ellos, a los 17 años ya había quedado ciega y postrada en una cama, pues desafortunadamente, había perdido la capacidad de ver, tocar, saborear y oler. Sin duda, a veces la vida se ensaña con algunas desafortunadas almas.
Pero como no todo en la vida puede ser tan malo, toda esta serie de infortunios también vinieron acompañados de una serie de facultades asombrosas.
En efecto, Mollie aseguraba tener poderes de clarividencia y premonición. Por ejemplo, ella decía que podía leer sin utilizar la vista y que, además, podía adivinar el futuro.
Es importante mencionar que la pobre Mollie quedó totalmente paralizada de sus miembros, en un estado casi vegetativo. De hecho, muchas de las funciones naturales de su cuerpo cesaron.
En este estado denigrante, la chica sufría de ataques nerviosos con convulsiones. Y, por si fuera poco, desarrolló un síndrome de múltiples personalidades.
Entre éstas, se encontraban unas que se llamaban rayo de sol, Ido, Rosebud, Ruby y Pearl. Se dice que podía cambiar de personalidad hasta cinco veces en una noche, y que apenas si podía dormir.
No obstante, parece ser que las desgracias no habían golpeado lo suficientemente duro a la pobre Mollie, pues la vida todavía le tenía deparadas algunas sorpresas desagradables.
Resulta que, el 3 de febrero de 1866, la muchacha se desmayó en su casa, ubicada en el número 60 de steven Court (¿tal vez por sus exageradas sesiones de ayuno?).
Como los padres veían que su hija no despertaba después de un largo tiempo, decidieron llamar al doctor Spier, quien era su médico de cabecera.
Cuando el doctor llegó a la casa, examinó detenidamente a la muchacha, y decidió esperar 24 horas para ver cómo evolucionaba.
La cosa es que la chica tampoco despertó al día siguiente. Así que el médico decidió llamar a otros colegas para que examinaran el caso.
Estos se interesaron en un principio por el caso, pero al ver que Mollie no despertaba de su letargo, poco a poco terminaron por perder interés, cansarse y botar la toalla, pues no le veían ninguna solución a la situación de la muchacha.
La cosa es que Mollie cayó en una especie de letargo muy extraño. Pues, por un lado, no era un estado de coma total. Pero, por otro lado, la chica no estaba plenamente consciente.
Era como si viviera en un estado de semi conciencia, en donde parecía dormida, pero de repente, empezaba a hablar como si estuviera consciente, excepto que no lo estaba plenamente.
O no se sabe si lo estaba. La cosa es que no se sabía si Mollie estaba consciente, o simplemente estaba poseída por algún tipo de espíritu que hablaba por ella. Era una situación muy extraña.
La cosa es que el tiempo poco a poco fue pasando, y Mollie llegó a cumplir 30 años. ¿Pueden ustedes imaginarse lo que es estar casi 15 años en un estado de semicoma?
A pesar de lo difícil de la situación, el doctor Spier no había perdido esperanza, y todos los días iba a visitar a la muchacha, para ver cómo seguía su estado de salud.
Para que la chica no muriera de hambre, su madre le daba sopa, dejándola caer en sus labios. Mollie respiraba débilmente y todos en la familia se preguntaban en qué momento terminaría esta pesadilla, en qué momento la muchacha podía irse finalmente y descansar.
Pero no era esto lo único que se preguntaban, también se preguntaban a dónde era que divagaba su mente en esos estados semi conscientes en los que pululaba.
Fue así como, el doctor Spier, en medio de tantas examinaciones y estudios, descubrió algo asombroso, algo increíblemente fascinante. Algo que le llamo tanto la atención, que decidió experimentar y probar con fuerte vehemencia.
Para evidenciar las asombrosas facultades de Mollie, el doctor Spier invitó a varios científicos para que fueran testigos del misterio y de todas las cosas asombrosas que había descubierto en esta muchacha.
Fue así como en la tarde del 4 de agosto de 1875, los doctores Robert Ormis, eminente neurólogo de Boston; Williard Parker, psiquiatra de Nueva York, además de astrónomo y físico; y Richard Parhurst, quien actuaría como testigo imparcial; se reunieron para presenciar las asombrosas y alucinantes hazañas de las que era capaz Mollie Fancher.
Los doctores pudieron constatar que la chica parecía medio muerta. Sin embargo, su cerebro seguía funcionando bien.
El doctor Spier le empezó a explicar a sus colegas, que lo realmente interesante con Mollie eran las prodigiosas, y casi milagrosas, hazañas que ella podía llevar a cabo.
Pues, resulta que, entre sus poderes, por así decirlo, ella podía adivinar y describir cosas y eventos que estuviesen sucediendo en algún lugar remoto, bien lejos de donde se encontraban. Y por si esto fuera poco, la muchacha también podía leer los contenidos de papeles, aunque no pudiera verlos.
Cuando los colegas del doctor Spier escucharon esto, se indignaron porque creían que se trataba de una broma. Sin embargo, el doctor Spier les dijo que tuvieran paciencia, que dentro de poco su duda se iba a disipar, pues él se los iba a demostrar. Así que, con algo de escepticismo y a regañadientes, los hombres decidieron hacer caso y esperar.
El doctor les propuso a los señores Parkhurst y Parker, que se dirigieran a la sala contigua. Después le pidió al doctor Parker que escribiera algo en un papel (algo que sólo él supiera) y que después lo pusiera dentro de un sobre.
A continuación, y para mayor seguridad, le dijo que pondrían el sobre dentro de otro más grande y luego lo sellarían.
Además, para hacer las cosas aún más complicadas, le dieron el sobre al secretario del doctor Parker y le ordenaron llevarlo a cualquier sitio que él quisiera. Pero eso sí, le pusieron una condición: no podía decirle a nadie, absolutamente nadie, el lugar a donde se dirigía.
Efectivamente, así se hizo. Después de un rato, los doctores entraron en la habitación de Mollie y entonces el doctor Spier procedió a preguntarle: ¿Mollie, conoces el contenido de la carta que escribió el doctor Parker en la sala? Si lo sabes, quiero que lo digas.
Y también quiero que digas el nombre de la persona que se lo llevo, así como el lugar en donde se encuentra ahora.
Ante el asombro, y el susto, de los presentes, Mollie abrió su boca y pronunció las siguientes palabras: “Lincoln fue asesinado por un actor loco” Y acto seguido, dijo: “Peter Graham”, y después procedió a decir el lugar en donde se encontraba.
Para mayor asombro de los testigos, la mujer no se detuvo allí, pues también dijo cosas personales sobre el hermano de Peter Graham.
Para corroborar lo que Mollie había dicho, los hombres se dirigieron a la dirección que la mujer había indicado. ¡Y cuál fue la sorpresa de todos cuando allí, encontraron a Peter Graham, el secretario del doctor Parker!
El hombre, asombrado, les preguntó que cómo diablos habían sabido el lugar en donde se encontraba. Además, después de que le hubiesen explicado lo sucedido, le contaron las cosas personales que Mollie había dicho de su hermano.
Y efectivamente, el señor Graham dio fe de ello, dijo que era cierto. ¡Vaya pues! ¡Qué increíbles hazañas para una chica paralizada, ciega y en estado de semicoma!
¡Sin duda esta es una historia alucinante! Aquí es donde yo me pregunto, ¿cómo es posible que esta mujer haya sido capaz de tales hazañas? ¿Qué potenciales escondidos tiene el ser humano y que todavía no hemos sido capaces de liberar?
¿Hasta qué punto la mente puede trascender las fronteras de lo imposible y ser capaz de obtener información del futuro y de otras cosas desconocidas? ¿Será que acaso esas asombrosas predicciones fueron obra de las “personalidades” de Mollie? ¿Será que esta chica estaba poseída por algún tipo de espíritu o entidad desconocida? Ciertamente, todo esto nos pone a pensar que todavía hay mucho que nos falta por descubrir y entender.
Mollie duró 46 años en estado de coma. Cuando finalmente se despertó, en 1912, sus padres ya habían muerto, al igual que el doctor Spier. Tres años más tarde, en mayo de 1915, finalmente Mollie también le dijo adiós al mundo.
Sin embargo, su vida no fue en vano, pues se fue dejándonos un legado impresionante. ¡El legado de las hazañas de Mollie Fancher!
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!