El poder… siempre hemos escuchado hablar del poder. La imagen que tenemos se ha formado gracias a la televisión y los medios de comunicación, que usualmente nos presentan un estereotipo de las personas que ostentan poder.
A veces se trata del típico narcotraficante, a veces del político corrupto, y a veces del millonario inescrupuloso. Siempre que hablamos de poder, asociamos el concepto a personajes de este estilo.
Pero, ¿Qué significa realmente tener poder? ¿Es acaso tener dinero? ¿Es ostentar una posición de influencia en la sociedad?
El poder es sinónimo de mando, poderío, dominio, autoridad, jurisdicción, potestad, preponderancia y supremacía. También lo es de potencia, fuerza, energía, vigor y empuje.
Aunque es cierto que las personas poderosas tienen dinero y ostentan posiciones influyentes. El poder, en realidad, es un concepto que va mucho más allá.
Si queremos ser poderosos, no basta con quedarnos con la noción tradicional de la idea. Debemos entender el concepto a cabalidad. Comprender sus implicaciones más profundas.
No es un secreto que, para solucionar un problema, primero hay que conocerlo. Primero es necesario estudiarlo y discernirlo. Escudriñarlo lo más que se pueda.
Esto, ciertamente, es muy importante en relación al problema del poder. Pues es más fácil desarrollar poder si entendemos en primera instancia la noción.
Llegados a este punto, podríamos preguntar, ¿por qué es importante desarrollar poder? ¿Acaso no se trata de una meta vacía y superficial? ¿No se supone que, el deseo de poder, es uno de los tantos males que aquejan a la humanidad?
La respuesta es: sí y no.
El poder tiene un problema similar al del dinero. Y es el siguiente:
Mucha gente, en su afán de obtenerlo, viola todo tipo de leyes éticas y morales. Las ansias de poder, y de dinero, hacen que las personas pasen por encima de lo que sea, y de quien sea, con tal de conseguir sus objetivos.
Esto, obviamente, es un craso error. Por la sencilla razón de que todo en la vida se paga. Y si no se paga en ésta, se pagará en la siguiente.
La idea del juego es entonces obtener poder, pero sin violar ningún precepto ético y moral. Solamente así podremos ascender, evolucionar en nuestro desarrollo espiritual.
El poder será muy importante para obtener todo lo que deseamos. Será esencial para lograr nuestras metas y para conseguir la tan anhelada felicidad.
Podríamos decir que, sin poder, no hay paraíso. No hay avance. No hay cambio.
El desarrollo de cualquier civilización está íntimamente relacionado con el poder. Entre más poder se tenga, más potencial de desarrollo existe.
Ojo… poder es sinónimo de potencial, más no necesariamente implica desarrollo. Esto dependerá de cómo se use. Si se usa bien, habrá progreso y avance. Si se usa mal, solamente calamidades acaecerán.
A estas alturas, mis queridos amigos, ya debe resultar evidente la importancia del poder. Ya debe resultar obvia su significancia y envergadura.
Ahora bien, como dijimos anteriormente, primero es necesario entender el concepto de poder, antes de pensar en cómo adquirirlo.
Empezaremos entonces proporcionando una definición del concepto:
“Poder es la capacidad que tenemos para generar y manipular estímulo. Es decir, es la capacidad de cambiar el entorno que nos rodea o la realidad en la que vivimos. Alternativamente, diremos que poder es la capacidad para alcanzar y modificar estilos de vida”.
El concepto de «estímulo» ya lo habíamos analizado en un video anterior. Específicamente, en el video titulado: «¿qué es la felicidad?».
Si no lo viste, permíteme te refresco la memoria.
En aquel video habíamos dicho que la felicidad es una simple cuestión de estímulo. Estímulo positivo y estímulo negativo.
El estímulo positivo son todas aquellas cosas que nos generan alegría, bienestar, dicha y placer. El estímulo negativo, por su parte, es su antítesis. Es decir, aquellas cosas que nos generan tristeza, pesadumbre, estrés y miseria.
En consecuencia, el «problema de la felicidad» se resume en atraer y remover estímulo. Y es aquí en donde entra el concepto de «poder».
Si analizamos la definición, notaremos que el poder es la capacidad para generar y manipular estímulo.
¿Qué significa esto? Que entre más poder tengamos, más estímulo podemos atraer, y más estímulo podemos remover.
El estímulo se genera y se atrae con poder. Y también se remueve con el mismo.
Sé que esto es un poco complicado, así que lo entenderemos mejor con un ejemplo:
Imagínate que tu vida está en un estado bastante negativo. Digamos que las cosas no son como deberían ser. Tu salud no es la mejor. Tus relaciones interpersonales no andan bien. Tu situación económica es paupérrima, etc.
La situación de muchas personas es, tristemente, así. Sus vidas están plagadas de enfermedades, dramas familiares, deudas, crisis financieras y tragedias de todo tipo.
Todo esto es estímulo negativo. La idea es remover todo este estímulo y reemplazarlo por uno más positivo. Uno en donde existan mejores condiciones de salud. En donde haya relaciones personales más positivas. En donde exista una abundancia financiera.
¿Cuál es el problema entonces? El problema es que cambiar las circunstancias no es fácil. En muchas ocasiones, este acto parece imposible. Como si solamente la mano de Dios pudiera lograrlo.
Es aquí en donde entra el poder. Pues es con éste que se cambian las circunstancias.
Si tenemos poder, tenemos la capacidad de cambiar el estímulo que nos rodea. Es así de sencillo.
Es por eso que, según la definición proporcionada, el poder también se puede interpretar como “la capacidad de cambiar el entorno que nos rodea o la realidad en la que vivimos”.
Ahora bien, fijémonos que la última parte de la definición también nos dice que “el poder es la capacidad para alcanzar y modificar estilos de vida”.
En efecto, esto es porque los «estilos de vida» están definidos en función del estímulo.
Quiero que pienses por un momento en tu estilo de vida ideal. ¿Cómo luce? ¿Cómo es tu vida soñada? ¿Cómo te visualizas?
Si lo meditas con cuidado, verás como este estilo de vida rebosa en estímulo positivo y escasea en estímulo negativo.
Para crear estilos de vida idílicos, se necesita inexorablemente del poder.
Esto nos lleva a formular la «Ley del Poder»:
“Nada puede ser realizado sin poder. La capacidad para modificar nuestra realidad aumenta si nuestro poder se incrementa. La falta de poder es lo que nos previene de alcanzar estilos de vida superiores”.
Pues muy bien, habiendo dado estas definiciones, lo único que basta es entender cómo desarrollar poder. Cómo obtenerlo.
Esto, evidentemente, no se podrá cubrir en un solo artículo. Pero no hay que desanimarse, pues, periódicamente, iremos publicando programas que nos ayudarán en esta tarea. Es decir, nos enseñarán a desarrollar poder.
Lo importante por ahora es que tengamos clara la definición de poder. Que entendamos que se trata de nuestra capacidad de atraer y remover estímulo.
Antes de terminar el programa, me gustaría cerrar con la siguiente pregunta: ¿Cuál es el elemento más importante del poder?
Aunque existen muchos elementos esenciales, que poco a poco iremos analizando, hay uno, en particular, muy importante. Uno que se constituirá en el «núcleo del poder».
¿Sabes cuál es? Pues, nada más y nada menos que: ¡La salud!
La salud es el elemento más importante porque toda nuestra capacidad para desarrollar poder depende de ella. Una salud quebrantada difícilmente nos permitirá alcanzar nuestros sueños y metas.
Así que la moraleja de cierre es: “cuida mucho tu salud”.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!