En 1783, John Michell le escribió una carta a Henry Cavendish, de la real academia de Londres; sugiriéndole la idea que en el universo pueden existir cuerpos tan masivos, que ni siquiera la luz puede escapar a su fuerza gravitacional.
Ésta fue probablemente una de las primeras referencias a los hoyos negros. Y cuando hablamos de este fascinante tema, es imposible no pensar en Stephen Hawking. La autoridad mundial más reconocida en el campo y uno de los científicos más importantes de la era moderna.
Quiero mencionar a Stephen Hawking, porque aparte de ser un gran científico, también es un ejemplo extraordinario de alguien que posee propósito y motivación en la vida. A pesar de haber sido diagnosticado con un tipo raro de esclerosis, que lo ha mantenido paralizado casi toda su vida.
Y de habérsele vaticinado una expectativa de vida de apenas unos pocos años, Stephen Hawking ha desafiado todos los pronósticos y se ha mantenido con vida mucho más tiempo de lo que cualquiera hubiese imaginado. ¿Cómo ha podido ser capaz este admirable hombre de semejante hazaña? Muy simple: posee una motivación y un propósito increíblemente fuertes.
Tener propósito y motivación es, sin duda, una de las fuerzas más poderosas que puede detentar una persona. No es de sorprenderse que cuando alguien ha perdido el sentido de vivir, la muerte le acaece rápidamente. Por lo tanto, es absolutamente imperativo tener ambición, estar incentivado. Una buena motivación, así como un fuerte propósito, es el combustible que nos hace ir por la vida.
Siendo esta cuestión tan importante, ¿cómo hacemos para obtener propósito y motivación? El mejor método, en mi opinión, es teniendo metas y objetivos.
Existen dos tipos de metas:
- Metas grandes (proyectos grandes)
- Metas pequeñas (placeres pequeños)
Para adquirir un fuerte sentido de propósito y motivación, necesitamos establecer metas grandes y pequeñas. Analicemos un poco su naturaleza, para que las podamos entender mejor.
METAS GRANDES
Lo primero que necesitamos hacer es establecer metas grandes. O sea, grandes proyectos. Este tipo de metas tienen que ser lo suficientemente complejas, para mantenernos ocupados durante un largo periodo de tiempo. Sin embargo, estas metas deben ser lo suficientemente realistas, para que las podamos alcanzar en el lapso de nuestra existencia. Éstos serán los grandes proyectos de nuestra vida.
Debemos ir tras estos objetivos a través de largos periodos de tiempo, pues son objetivos a largo plazo. Así que nos puede tomar años antes de que finalmente las alcancemos. Incluso, tal vez toda nuestra vida. Estas metas nos forzaran a mirar hacia el futuro y desarrollar planes complejos para alcanzarlas. Nos darán propósito y esperanza durante los años venideros.
METAS PEQUEÑAS
Estas metas, a diferencia de las anteriores, son a corto plazo y más fáciles de alcanzar. Son de naturaleza más humilde y las establecemos en bases diarias, semanales y mensuales. En lo personal, me gusta referirme a estas metas como pequeños placeres, porque continuamente nos están recompensando a pequeña escala. A veces son las cosas más pequeñas las que hacen que la vida sea dulce. Sin duda, este tipo de metas nos darán propósito y motivación en el día a día.
La mayoría de las veces, estas metas son de naturaleza recurrente. Lo que significa, que las alcanzamos una y otra vez. En mi caso, por ejemplo, algunas de estas metas son: ver algunos partidos de fútbol durante la semana, salir para tomar mi caminata diaria, ver el próximo episodio de mi serie favorita, de una película en el fin de semana, comer un delicioso manjar, etcétera.
Como podemos apreciar, no son metas ambiciosas. Simplemente, son pequeños placeres que nos dan una razón para vivir cada día. Así como lo establece el dicho popular, «son las cosas pequeñas las que cuentan».
Para tener una verdadera motivación, un fuerte propósito, lo ideal es establecer una combinación de metas grandes y pequeñas. Las grandes nos mantendrán ocupados y motivados por largos periodos de tiempo. Pero en el medio, debemos poseer pequeños objetivos que nos proporcionen placeres y razones inmediatas para vivir. Es decir, aquellos pequeños detalles que hacen que nuestra jornada sea mucho más agradable y gratificante.
Así que ahí lo tienen, mis emprendedores de la felicidad, dos tipos de metas que les ayudarán a tener más propósito y motivación en la vida. Traten de establecer proyectos ambiciosos, pero alcanzables. Y al mismo tiempo, hagan una lista de aquellas pequeñas cosas que los llenan de placer y felicidad. Pónganse el objetivo de alcanzarlas en una base diaria, semanal y mensual.
Espero que esto les ayude,
Hasta la próxima!