Alguna vez te has preguntado: ¿Cuál es la verdadera naturaleza del universo? ¿De qué está hecho todo lo que vemos? ¿Acaso se trata simplemente de materia?
Descubrir la naturaleza del cosmos, y la manera en que llegó a formarse, es sin duda uno de los misterios más grandes.
Debido a que somos seres físicos viviendo en un universo físico, es fácil pensar que el cosmos debe ser una entidad física en su totalidad.
Los científicos saben lo siguiente:
Todo en el universo se compone de tres cosas: materia, energía y espacio.
Sin embargo, Einstein descubrió que la materia y la energía son, en realidad, la misma cosa. Son dos lados de una misma moneda. Esto lo podemos deducir a partir de su famosa ecuación E = mc².
Es un completo enigma entender de dónde salió toda esta cantidad de espacio y energía. Sobre todo, si tenemos en cuenta que no ha estado ahí por siempre.
Los científicos descubrieron que todo comenzó hace 13.8 billones de años, en un evento cósmico denominado el «Big Bang». Una explosión de colosales dimensiones que generó, en una millonésima de segundo, todo lo que existe ahí afuera.
A partir de ahí, el hombre no ha tenido más remedio que mirar al cielo y maravillarse, preguntarse de dónde ha salido todo.
Tal vez esta pregunta nunca la podamos contestar, como decía el famoso científico Max Planck:
“La ciencia no puede resolver el gran misterio de la naturaleza porque nosotros mismos somos parte de esa naturaleza y, por lo tanto, parte del misterio que estamos tratando de resolver”.
Las palabras de este gran sabio resuenan con fuerza porque, sea como sea, el humano sólo puede estudiar los fenómenos tangibles que se encuentra dentro de su campo de existencia. Es decir, dentro del universo mismo.
Cualquier cosa fuera del cosmos está, simplemente, más allá del alcance de nuestra limitada percepción.
Al igual que el misterio de Dios, quizá nunca encontremos respuestas al misterio del universo.
Sin embargo, ¿podría Dios y el universo ser la misma cosa? ¿Podría el firmamento ser una extensión de Dios? ¿Podría el cosmos ser una manifestación de la mente del creador?
La idea no es loca y tampoco nueva. Ha estado ahí desde tiempos muy antiguos.
Analizaremos algunas nociones que apoyan esta tesis.
No obstante, antes de empezar, me gustaría que pensáramos en las implicaciones de esto.
Si el universo es Dios, ¿no tendríamos la prueba de su existencia al alcance de la mano?
Tal vez Dios siempre ha estado ahí, pero hemos sido demasiado ciegos para verlo.
Si Dios es, en esencia, mente y espíritu, ¿no debería el universo también ser mente y espíritu?
A lo mejor, la energía y el espacio son simples manifestaciones de una mente que las está creando.
Del mismo modo en que un amigo imaginario es real en la mente de un niño. Tal vez nosotros, y todo el universo, seamos reales en la mente de Dios.
Tal vez el universo, y todo cuanto sucede dentro de él, sea un sueño que Dios ha manifestado con sus pensamientos. Quizá vivamos dentro de su mente.
De ser esto cierto, la mente antecede a la materia.
No somos materia que crea mentes y espíritus. Al revés, somos mentes y espíritus que crean materia.
Esto podría probar que la muerte, en realidad, no existe. Una vez que nuestro cuerpo físico desaparece, nuestra mente y espíritu subsisten, pues éstas últimas están por encima de la primera.
La muerte del universo tampoco implica un final absoluto, pues la mente y el espíritu de Dios subsisten por encima de la muerte del cosmos.
Siempre se ha definido a Dios como una entidad eterna y omnipresente. Un ser que está en todos lados y que permea todos los rincones del universo.
Los científicos saben que la energía está irradiando a través de todo el universo. No existe parte del cosmos en donde no exista energía.
Por otro lado, según la «ley de la conservación de la energía», la energía no se crea ni se destruye. Sólo se transforma.
Fijémonos que la energía cumple dos de los atributos asociados con Dios: naturaleza eterna y naturaleza omnipresente.
¿Podría ser Dios un ser completamente energético? ¿Podría ser energía en estado puro?
Antes de continuar, es importante remarcar el siguiente punto:
El universo no es el cerebro de Dios, es una concepción mental de Dios. Es decir, Dios lo crea y lo mantiene con su mente.
Es importante hacer hincapié en esta diferencia porque mucha gente piensa, de manera errónea, que el universo es el cerebro físico de Dios. Como si las estrellas y los planetas fueran sus neuronas.
Evidentemente, el universo no es un cerebro físico (aunque cabe decir que «la red cósmica», formada por billones de galaxias, aparenta tener una estructura similar a la de un cerebro).
Lo entenderemos mejor con una analogía:
Del mismo modo en que nosotros creamos fantasías en nuestra imaginación, con mundos, personajes, diálogos y sucesos; así también Dios imagina al universo y lo posibilita con su mente.
Esto es súper importante de entender.
La mejor frase la resume un artículo de Michael Egnor, profesor de neurocirugía y pediatría de la Universidad estatal de Nueva York, y nombrado uno de los mejores doctores de la ciudad, según la revista “New York Magazine”, en el año 2005:
“El universo no es una mente. Es la manifestación de una mente. Es la creación de una mente, pero no es una mente en sí misma”
Las primeras ideas de que Dios, y el universo, es mental, posiblemente provengan del hinduismo.
Los hindús tienen una curiosa historia sobre la creación del universo, y dice así:
El universo no es otra cosa que un sueño de Dios, que después de cientos de años brahmánicos, se disuelve en un sueño sin sueño. En este punto ocurre el final del universo.
Acto seguido, Dios cambia de posición y empieza a soñar un nuevo sueño cósmico, originando así un nuevo universo.
Los hindús también creen que existe un multiverso. Es decir, una matriz de infinitos universos paralelos. Cada uno con un Dios que lo está soñando.
En otras palabras, cada uno de estos universos es una manifestación mental de una super conciencia cósmica.
El hinduismo pregona la idea de que el cosmos experimenta un número infinito de muertes y nacimientos.
Un día brahmánico equivale a 8.64 billones de años. Una noche brahmánica también equivale a la misma cantidad.
Se cree que durante el día de Brahma se crea un universo, en un Big Bang. Y durante la noche se disuelve, tal vez en un Big Crunch.
Según los hindús, el nacimiento del universo ocurrió hace 8.64 billones de años. Y, asimismo, morirá en 8.64 billones de años.
Es decir, la vida media de un universo está alrededor de 17 billones de años.
Esto es interesante porque, según la ciencia, el universo tiene una vida, más o menos, del mismo tamaño.
Los científicos sostienen que el universo comenzó hace 13.8 billones de años. Igualmente, afirman que dentro de 4.5 billones de años el sol morirá.
Según un artículo publicado por National Geographic, algunos científicos creen que el universo terminará, aproximadamente, en 5 billones de años. Es decir, al mismo tiempo que la muerte del sol.
De ser esto cierto, la vida total del universo rondaría los 18 billones de años. Una cifra muy cercana a la que predicen los hindús.
¿Coincidencia? Que cada uno saque sus propias conclusiones. Yo pienso que algo sabían estos tipos.
Hace poco leí un artículo de OSHO y decía una cosa muy interesante:
La materia no existe. Todo es energía. Incluso un objeto sólido, como una roca, es energía. Energía que está en constante vibración.
En su más pura esencia, nada es sólido. Todo es energía pulsante que vibra a diferentes ritmos y frecuencias.
¿Entiendes lo que esto significa? ¡Que nada está muerto! ¡Todo está vivo! ¡Todo está vivo con energía vibracional que oscila y palpita con diferentes frecuencias armónicas!
Friedrich Nietzsche decía: “Dios está muerto”.
Por el contrario, Dios no está muerto. Lo que está muerto es el concepto tradicional de “materia”, pues ésta realmente no existe.
El artículo de OSHO hace una referencia a Arthur Eddington, uno de los grandes científicos del siglo XX, quien decía: “solemos creer que la materia es una cosa. En realidad, la materia es más un pensamiento que una cosa”.
Ahora bien,
¿Sabes cuál es la forma más alta de energía? ¡La consciencia!
En efecto, los científicos saben que el cerebro es el órgano del cuerpo que más consume energía.
Alguien podría decir que el corazón y los riñones gastan más energía. Pero, si comparamos su tamaño con el de otros órganos, el cerebro gana de lejos.
A pesar de que el cerebro solamente representa el 3% de la masa corporal, consume alrededor de un 20% de la energía total que gasta nuestro cuerpo.
¡Pensar demanda mucha energía!
Si Dios es la energía del universo, y la mayor energía posible se manifiesta en formas de conciencia y pensamiento, entonces, ¿no podría el universo ser pensamiento en estado puro? ¿No podría toda la energía del cosmos ser una forma de conciencia?
Este es el razonamiento que quiero que mantengamos presente:
¡Todo en el universo es energía vibracional!
¡La conciencia es la mayor forma de energía!
Por lo tanto, existe una buena razón para pensar que:
¡El universo es consciente!
Y, de ser esto cierto, entonces podríamos concluir:
¡El universo está vivo!
Y si el universo es Dios, entonces:
¡Dios está vivo! ¡Dios es un ente consciente cuya energía de pensamiento crea y mantiene universos completos!
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, te ha hablado tu amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!