Trataremos un tema delicado. Un tema delicado pero importante: la macabra conspiración de la industria farmacéutica.
Yo soy un acérrimo defensor de la conspiración farmacéutica por las razones que les expondré a continuación. Posiblemente, muchos de ustedes no concuerden conmigo en lo que estoy a punto de decir. Tal vez piensen «Andrés se ha vuelto loco» o «que tipo de pavadas nos irá a contar este sujeto».
Son respetables y entendibles sus posiciones. Pues, ¿por qué no creerle a los doctores y a la ciencia médica? Total, uno nunca pensaría que los científicos y profesionales que trabajan en las ciencias de la salud podrían estar interesados en alguna otra cosa diferente que nuestro bienestar ¿o no? Pues déjenme mencionarles un par de cuestiones para que ustedes mismos saquen sus propias conclusiones.
La primera cuestión que quiero que tengan en cuenta es esta: la industria farmacéutica es una de las industrias más rentables de nuestra sociedad moderna. No creas que se trata de una industria que factura unos cuentos millones de dólares al año.
! No ¡Estamos hablando de una industria que factura alrededor de mil billones de dólares al año. Esto es billones con B larga. Es decir, la cantidad de dinero que mueven las farmacéuticas es alucinante.
Seguramente los dueños de estas corporaciones estarán pasándola de maravilla en alguno de sus yates en medio del Mediterráneo. La pregunta es ¿le interesaría a esta gente descubrir la cura definitiva a todas las enfermedades? piénsalo bien ¿por qué matar a la gallina de los huevos de oro?
Si la industria farmacéutica hipotéticamente hablando, descubriera la cura definitiva a las enfermedades, ¿qué crees que harían estas damas y caballeros?
¿Crees que le darían esta fórmula mágica al mundo a sabiendas que esto significaría la muerte de sus prósperos negocios? ¿Crees que la nobleza y el espíritu humanitario de estos ejecutivos aflorarían para terminar de una vez por todas con todos los males y dolencias que aquejan a nuestros cuerpos?
Yo, personalmente, lo dudo mucho. Llámame pesimista, pero sinceramente dudo mucho de la buena intención de lo que esta gente haría en una situación así. Y honestamente no tengo mucha fe en la buena voluntad de aquellos ejecutivos y hombres de negocios.
Estoy convencido que el día en que se descubra la cura definitiva a todas las enfermedades, si es que no se ha descubierto ya, los primeros que estarían interesados en ocultar y enterrar este secreto bajo la tierra son las mismas corporaciones farmacéuticas.
Lo cual es una gran ironía, pues no deja de resultar paradójico que la misma gente que supuestamente está trabajando por nuestra salud, sea la menos interesada en descubrir la cura definitiva a las enfermedades.
El problema aquí es que hay un tremendo choque de intereses. Pues por un lado, se supone que las farmacéuticas trabajan por el bienestar de nuestra salud. Pero por otro lado, son negocios multimillonarios que están haciendo felices a muchos peces gordos.
Una supuesta cura a las enfermedades constituirá un choque frontal para estas corporaciones.
Entonces, ¿cómo hacen estas empresas para aliviar con esta contradicción? Pues muy sencillo lo que desean no es curar nuestras enfermedades sino simplemente, mantener bajo control nuestros síntomas.
Ningún medicamento que te vendan allá afuera, te va curar una enfermedad. Sencillamente, te la va a mantener bajo control. Para esto están diseños los medicamentos. Para controlar síntomas pero no para curar la enfermedad.
En otras palabras, a la industria farmacéutica lo que le interesa es crear medicamentos que te mantengan vivo y te hagan codependiente de los mismos. Pues de esta manera se aseguran que el cliente, o sea tu, siga vivo para que siga pagando el medicamento que lo mantiene vivo.
A la industria no le interesa que sus clientes se mueran. Por lo menos, no que se mueran tan rápido. Pero obviamente, tampoco les interesa que se curen definitivamente. Pues de ser así, dejaría de ser un cliente que mes a mes les suelte su dinero a la industria farmacéutica.
Esto lo que ha ocasionado es que la gente se vuelva dependiente, prácticamente adictos, a los medicamentos. Si compras el medicamento, puedes controlar los síntomas y sobrevivir, para que así puedas seguir comprando ves tras ves. Pero sino los compras tal vez te mueras.
Ahora bien, este escenario sería el más suave en el mejor de los casos, porque no podemos descartar la idea de que ciertos millonarios avaros y codiciosos, que se llenan la panza con nuestra ingenuidad y estupidez, no quieran ir un paso más allá para aumentar aún más el tamaño de sus ya exorbitantes e hinchados bolsillos.
Ten presente las palabras que dijo Henry Gadsden, el presidente ejecutivo de una de las más grandes compañías farmacéuticas. Esto fue lo que dijo a finales de los años 70:
«La industria tiene un problema. A saber, la base de clientes se está limitando solamente a tratar a los enfermos. Ahora, se necesita reinventar la enfermedad. Es decir, que no solamente se pueda tratar a los enfermos sino también a las personas que estén bien. De manera que tomar fármacos sea tan cotidiano como masticar chicle”.
! Imagínate ¡ Esto no lo estoy diciendo yo lo está diciendo uno de los más grandes ejecutivos que trabajo en la industria hace muchos años. ! Piensa en esta locura ¡Ahora resulta que no solamente se contentan con mantener bajo su control a los enfermos, sino que también quieren volvernos adictos a todos a sus malditos medicamentos. ! Esto ya es el colmo de los colmos ¡
Ahora, no estoy diciendo que dentro de la industria no existan científicos y doctores honrados que de verdad quieran trabajar por el bien de las personas.
El problema es que estos individuos no trabajan solos, sino que están contratados por estas empresas inescrupulosas.Y como dice el adagio popular «en donde manda capitán, no manda marinero».
Es poco lo que estos investigadores honrados pueden hacer, si sus jefes y el dinero que ganan, vienen directamente de los peces gordos e inescrupulosos que dirigen a estas organizaciones.
Existe un problema adicional, y esta es la segunda cuestión que quería abordar. Las corporaciones farmacéuticas funcionan como cualquier otra empresa. Tienen costos y gastos operacionales. ¿Qué sucede cuando una empresa no lograr cubrir sus costos operativos?
Muy sencillo, tiene que declararse en bancarrota y cerrar sus operaciones. Las empresas farmacéuticas tienen las mismas presiones que cualquier otra empresa, puntos de equilibrio que deben cumplir para no ir a la quiebra. El resultado de esta presión es que las compañías se ven forzadas a lanzar nuevos medicamentos al mercado en un espacio muy corto de tiempo.
Esto hace que no haya suficiente tiempo para realmente determinar todos los efectos colaterales que un medicamento puede producir.
Esta es una de las razones por las cuales hay tanto medicamento en el mercado, que producen una serie de efectos colaterales extremadamente nocivos y peligrosos para la salud. Lo cual resulta completamente irónico que con frecuencia la cura sea peor que la enfermedad.
Desafortunadamente, nosotros somos demasiado ingenuos y queremos creer en la buena fe de la ciencia médica, sin darnos cuenta que ésta contamina el propósito con sus propios intereses egoístas. Entendamos que toda la ciencia médica, incluyendo los programas de medicina de las universidades están todos financiados por la industria farmacéutica.
Con razón no debería extrañarnos que a los doctores les enseñen prescribir medicamentos para tratar las enfermedades ¿Te suena familiar que cuando vas al doctor al final siempre terminan prescribiéndote algún tipo de medicamento? Ahí tienes la prueba contundente de lo que te digo.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad ojala este blog les sirva para abrir los ojos y para no dejarse meter los dedos en la boca. A termino personal, a menos que sea una cuestión de vida o de muerte ( y aun así me lo pensaría dos veces), yo siempre procuro de mantenerme lo más lejos posible de las «soluciones» que la industria farmacéutica quiere venderme.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!