¿Alguna vez has dudado sobre el camino que debes tomar? ¿Alguna vez has tenido titubeos sobre un nuevo trabajo? ¿Alguna vez has vacilado al involucrarte en una relación amorosa? ¿Alguna vez has sentido incertidumbre en relación a ese nuevo negocio?
En el camino de la vida se nos presentan muchos dilemas y muchas encrucijadas.
Con frecuencia, llegamos a un punto en donde el camino se divide en varias direcciones y debemos elegir por donde continuar.
¿Me voy a la derecha o me voy a la izquierda? ¿Será que me equivoco si tomo este camino en lugar de este otro?
Decisiones, decisiones…
El problema es que no sabemos cuál es el camino correcto. O si es que acaso hay un camino correcto.
A veces desearíamos tener una brújula. Una especie de oráculo que nos indique cuál es la mejor opción, y que nos diga si nos equivocamos al tomar una decisión.
Desafortunadamente, no contamos con esta brújula. O, ¿será que sí? ¿Será que existe un oráculo que nos indique cuál es el camino correcto?
Según los investigadores, existen muchos mecanismos que nos ayudan a saber si estamos tomando una decisión correcta o no.
En este artículo, les presentaré una de estas técnicas…
Antes de comenzar, quiero hacer una aclaración importante:
¿Por qué es importante saber qué camino tomar? ¿Por qué es importante elegir bien? ¿A qué nos referimos cuando hablamos de «caminos y decisiones correctas»?
En cierto modo, y si lo pensamos bien, cualquier camino que tomemos es el correcto, porque cualquier camino, en última instancia, nos permitirá aprender una valiosa lección.
Una lección que nos permitirá elegir con mayor sapiencia la próxima vez. Esto es lo que se llama «experiencia y sabiduría».
No obstante, la verdadera cuestión es: ¿deseamos tomar el camino suave y pintoresco, o el camino duro y rocoso? ¿Deseamos alcanzar nuestras metas lo más rápido posible, o demorarnos una eternidad en hacerlo?
Al final, todos llegaremos a la meta. El meollo del asunto radica en el tiempo, y en el sufrimiento, que gastemos en hacerlo.
Es decir, según las elecciones de las personas, los resultados serán diferentes:
Algunos alcanzarán más rápido sus metas, y a otros les tomará más tiempo. Algunos irán navegando por caminos de rosas, y otros sufrirán lo indecible por el camino espinoso.
La importancia de elegir con sabiduría es entonces evidente:
No se trata de llegar a la meta, sino de cómo llegar, y de cuándo llegar.
Una decisión torpe nos lanzará en una espiral destructiva y desoladora, en un camino difícil y tortuoso. Obviamente, no deseamos esto.
«El propósito es elegir el camino que nos conduzca con mayor rapidez, y menor sufrimiento, hacia nuestras metas».
Sin lugar a dudas, la habilidad para identificar este camino será extremadamente importante, porque nos permitirá ahorrarnos una cantidad inconmensurable de tiempo y sufrimiento.
Esta es la verdadera definición de: «caminos y decisiones correctas».
Habiendo hecho esta aclaración, ahora si continuemos con nuestro análisis:
Habíamos hablado que existe una manera, o brújula, para descubrir el camino correcto.
¿Cuál es esta manera? ¿Cómo funciona esta especie de brújula? ¿Qué debemos hacer para aplicar esta técnica de manera correcta?
Pues muy bien, les explicaré en qué consiste este procedimiento:
Normalmente, cuando nos enfrentamos a una decisión importante, ¿qué es lo primero que hacemos? ¿Cómo solemos afrontar estos problemas?
Lo más probable es que utilicemos nuestra mente racional. Posiblemente, empecemos a pensar y pensar, tratando de buscar una respuesta lógica.
Aunque este método está muy bien, no es 100% confiable.
¿Por qué no?
Simplemente, porque nuestra mente lógica y racional no es tan efectiva.
El ser humano comete muchos errores lógicos, muchos errores de cálculo. Y es completamente normal, pues no somos computadoras.
Lo que nos parece lógico, muchas veces no lo es. Lo que nos parece evidente, en varias ocasiones termina por engañarnos.
Hay que aceptarlo: la capacidad lógica y racional de los humanos tiene sus fallos y limitaciones.
Ahora bien, ¿existe un mecanismo más confiable? ¡Por supuesto que sí!
Y es el siguiente:
¡Hay que escuchar la intuición que brota desde lo más profundo de nuestras entrañas!
Las conclusiones derivadas de nuestra lógica y de nuestra razón pueden fallar, pero la intuición que brota desde lo más profundo de nuestro ser, difícilmente lo hará.
¿Cómo podemos desarrollar esta intuición que emana desde lo más profundo de nuestro ser, desde las entrañas de nuestra mente subconsciente?
Muy fácil:
¡Debemos escuchar las reacciones de nuestro cuerpo!
Esto es lo que nos dice la emprendedora Marie Forleo, autora del new York best-seller «Everything is Figureoutable» y fundadora del programa de televisión MarieTv y el podcast de Marie Forleo.
En un artículo que escribió para el blog de Tony Robbins, la señora Forleo nos invita a preguntarnos:
¿Decirle «si» a esto me hace sentir expansivo o contraído? Es decir, ¿me hace sentir bienestar o malestar?
El bienestar, o malestar, al que hace referencia la señora Forleo, está directamente relacionado con las respuestas de nuestro cuerpo.
En efecto, parece ser que nuestro cuerpo tiene más sabiduría que nuestra mente lógica y racional.
Cuando una decisión es incorrecta, nuestro cuerpo lo sabe de inmediato. Y lo mismo sucede si una decisión es correcta.
La señora Forleo nos proporciona una técnica muy interesante:
Encontrar un lugar cómodo en donde podamos relajarnos, cerrar los ojos y respirar profundamente tres veces. Después hacernos la pregunta:
¿Decirle «si» a esto me hace sentir bienestar o malestar en mi cuerpo?
Si después de realizar la pregunta sentimos excitación, alegría, diversión, ligereza y unas ganas de seguir adelante, entonces lo más probable es que ese camino sea correcto.
Si, por el contrario, sentimos pesadez, tristeza, malestar y una pereza de seguir adelante, entonces lo más probable es que ese camino sea el incorrecto.
El truco es prestar atención a la reacción del cuerpo, inmediatamente después de realizar la pregunta.
No se trata de lo que la mente nos diga, sino lo que el cuerpo nos está expresando.
La sabiduría de nuestra mente subconsciente es la que se manifiesta, inmediatamente, en la reacción de nuestro cuerpo. Por eso debemos escucharla con mucha atención.
Obviamente, hay que hacer una aclaración importante:
Hay que distinguir el «miedo bueno» del «miedo malo». Es decir, es normal sentir miedo, cosquillas en el estómago, cada vez que nos lanzamos a un proyecto importante.
Esto es completamente normal. Es el inevitable «miedo bueno».
El «miedo malo», por su parte, es un sentir de malestar en el estómago que, definitivamente, nos dice que ese camino no es el correcto.
Lo entenderemos mejor con un ejemplo:
Intenta recordar las mariposas en el estómago que sentías la víspera de Navidad, antes de que el niño Dios, o papá Noel, viniera a dejar los regalos. O esas mariposas que sentías antes de darle un beso a tu primer amor.
Ese es el «miedo bueno» al que nos referimos.
El «miedo malo», en contraste, es ese sentir en el estómago cuando te encuentras de frente con cinco individuos de muy mal aspecto, a medianoche, y en la mitad de un callejón ubicado en el peor barrio de tu ciudad.
¡Ahí radica la diferencia!
En definitiva, en esto consiste la técnica:
En detectar las sutiles, pero claras, respuestas de nuestro cuerpo ante el susodicho planteamiento.
La señora Forleo nos proporciona una serie de preguntas para distinguir el «miedo bueno» del «miedo malo».
Entre ellas, están las siguientes:
¿Realmente deseo hacer esto?
¿Decir «si» me hace sentir alegría o repulsión?
¿Esto se siente divertido y placentero?
¿Todavía haría esto, aunque tuviera $20,000,000 en el banco?
¿Esta persona me despierta confianza y me hace sentir energizado, o, por el contrario, me hace sentir desanimado y de poca valía?
Las respuestas de tu cuerpo, ante tales preguntas, te darán pistas sobre si tu elección es correcta o no.
Ciertamente, contar con esta brújula será muy útil para nuestras decisiones en el futuro.
Ahora que cuentas con esta herramienta poderosa, ¿qué esperas para empezar a utilizarla? ¿Te imaginas los beneficios que te proporcionará en tus decisiones futuras? ¿Las ventajas que te brindará?
Definitivamente, es una excelente herramienta para aumentar nuestro arsenal de técnicas y conocimientos.
Terminaremos el video del día de hoy con esta frase de Frederic Nietzsche:
«Hay más sabiduría en nuestro cuerpo que en nuestra filosofía más arraigada»
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!