En el día de hoy vamos a hablar sobre el fascinante I Ching, el libro de las mutaciones o de los cambios, como también se le conoce.
Hoy vamos a discutir sobre el fascinante I Ching. La pregunta es, ¿Qué es el I Ching? Y ¿cuál es su historia? Bueno, en términos sencillos, diremos simplemente que se trata de un oráculo chino.
Probablemente el oráculo más viejo de la humanidad. Sin embargo, no sería del todo justo llamarlo simplemente un oráculo. Pues el I Ching, más que un oráculo, es una guía y un manual de vida, así como un tratado ético que nos dice cómo vivir correctamente y nos aconseja sobre los caminos apropiados que debemos tomar.
Ahora, es importante que entiendas que el I Ching no te va a proporcionar respuestas a preguntas cerradas, del tipo “si” y “no”. Por el contrario, su función es proporcionarte respuestas a preguntas abiertas, del tipo ¿Qué pasaría si decido hacer esto?
O ¿qué debo entender en relación a esta cosa? O ¿qué es lo mejor que debo hacer en relación a esta determinada cuestión? Es así como funciona el I Ching, como un diálogo abierto entre tú y el oráculo. Además, las preguntas que le realizas tienen una íntima relación con el tiempo.
Es decir, si hoy le preguntas una cosa y el oráculo te da una respuesta. Es posible que, en seis meses, o un año, te dé una respuesta diferente a esa misma pregunta.
Esto es porque el I Ching considera que lo único permanente en el universo es el principio de que «todo cambia», todo está en permanente transformación, todo es una constante evolución. De modo que las respuestas que necesitas hoy, no necesariamente son las mismas que necesitabas ayer, o las que necesitarás mañana.
Es así como al I Ching se le conoce como el «libro de las mutaciones», o el «libro de los cambios», porque todo en el universo está cambiando a través del tiempo.
Así que ya lo sabes: las preguntas que haces y las respuestas que recibes, están íntimamente atadas al momento en el que las realizas. Y obviamente, irán cambiando en el tiempo.
Para entender mejor lo que es el I Ching, necesitamos conocer un poco de su historia. Así que empezaremos por el comienzo. El I Ching es, presumiblemente, el libro más viejo de la humanidad. Se cree que fue escrito hace 1200 años a. C.
Sin embargo, hay quienes piensan que el libro es mucho más antiguo que esto. De hecho, se ha llegado a datar hasta 2800 años a. C. Es posible que existan libros sumerios aún más antiguos, pero a falta de datos oficiales, se considera que el I Ching es uno de los libros más viejos, sino el más viejo, de toda la historia de la humanidad.
Ahora, no creas que el I Ching fue un libro que se escribió de la noche a la mañana, o por un solo autor. Realmente no. El I Ching, al igual que la Biblia, fue un libro que se desarrolló durante siglos, tal vez milenios.
Un libro que fue evolucionando poco a poco hasta llegar a ser lo que es hoy. Se cree que el autor original del libro fue un mítico personaje de nombre Fu Xi. Como es normal en este tipo de situaciones, este es un personaje rodeado de mucho misterio.
Hay quienes dicen que fue una criatura mitológica. Mientras que otros, están convencidos de que fue un ser real. Una especie de maestro que estuvo en contacto directo con los dioses, quienes le transmitieron el conocimiento sagrado que constituye los pilares fundamentales del I Ching.
Se piensa que este personaje, Fu Xi, fue el padre fundador de la civilización china, y el primer emperador de esta gran nación. De hecho, se piensa que su dinastía ocurrió entre los años 2850 a 2730 a. C. Es por eso que el I Ching se remonta hasta esa edad tan antigua.
Sea como sea, este hombre iluminado fue quien dio inicio al libro de los cambios, o el libro de las mutaciones. Algo interesante de mencionar sobre el señor Fu Xi, es que es tradicionalmente se le ha representado como un ser mitad hombre, mitad serpiente.
Un ser cuyo tronco superior es el de un hombre, pero cuyo tronco inferior es como el de la cola de una serpiente. Debes entender que, por aquellas épocas, se creía que los hombres convivían con los dioses.
Justamente, los ocho trigramas fundamentales del I Ching, de los cuales hablaremos más adelante, le fueron revelados a Fu Xi de manera sobrenatural. Verás, según cuenta la leyenda, este hombre vio los trigramas escritos sobre el lomo de un animal mitológico.
Un ser mitad dragón, mitad caballo, que emergió del río amarillo y que llevaba consigo los ocho trigramas que simbolizan los poderes creativos del Yang (o sea, del cielo) y los poderes receptivos del yin (o sea, de la tierra).
Es interesante notar que Fu Xi tenía una esposa de nombre Nuwa, quien también era mitad humana y mitad serpiente. Así pues, en muchas representaciones gráficas, se dibuja a Fu Xi junto a Nuwa, entrelazados en espiral como si fueran una molécula de ADN.
Lo que resulta realmente fascinante, es que esta representación de dos serpientes en espiral ha sido reproducida en muchas culturas.
Por ejemplo, el símbolo se encuentra en el caduceo de Hermes, y también en el Taijitu, el cual simboliza las fuerzas del yin y el yang en forma de dos peces, o serpientes, que se entrelazan entre sí.
La espiral siempre ha sido sinónimo de evolución y crecimiento. Símbolo de cambio. Por eso no es de extrañar que aparezca como un símbolo del I Ching, ya que es el libro de las mutaciones o de los cambios. La misma espiral se puede encontrar en la proporción áurea, que abunda en toda la naturaleza.
Como estábamos diciendo, Fu Xi es el padre fundador de este maravilloso oráculo chino. Pero su evolución no termina con este hombre. Resulta que tiempo después, aparece un texto conocido como el «Zhouyi».
Se cree que este texto fue creado por el rey Wen Wang, fundador de la dinastía Zhou. Eso fue por allá por los años de 1100 a 480 a. C. Aconteció entonces que el rey Wen fue quien tomó los ocho trigramas originales de Fu Xi, y desarrolló los 64 hexagramas que componen el libro del I Ching.
La obra no finalizó allí, sin embargo, porque después su hijo, el duque de Zhou, terminó por agregarle comentarios a cada una de las líneas de los hexagramas. Podríamos decir que, hasta este punto, es que se considera la primera parte del I Ching.
La segunda parte se forma algún tiempo después, y se conoce con el nombre de «Shi Yi». Nombre que traduce «las 10 alas». Se cree que fue Confucio quien desarrolló los 10 apéndices, de los cuales podemos decir que su función era la de complementar, o comentar, las sentencias del «Zhouyi».
No obstante, en relación al autor de las 10 alas, sólo podemos decir que esto está abierto al debate, porque muchos dudan de que haya sido Confucio su verdadero autor.
Como ya lo mencionamos, estas 10 alas proporcionan comentarios y aportaciones sobre las interpretaciones de los hexagramas, así como su simbología y sus imágenes. En fin, ahí lo tienen amigos, esta es, a groso modo, la historia del I Ching.
Pues muy bien, ahora que hemos mencionado la historia del I Ching. Es hora de que ahondemos con mayor profundidad en sus misterios. Como ya lo dijimos, el I Ching es un oráculo. Es decir, puede predecir el futuro.
Pero no es exactamente un medio de adivinación del futuro, sino que, más bien, lo predice. Tienes que entender que adivinar no es lo mismo que predecir. Predecir el futuro es tratar de decir cómo va a hacer el futuro.
Sin embargo, esto no significa que pueda adivinar, o decir exactamente y sin error, cómo será el futuro. Para que lo entiendas mejor, te pongo un ejemplo: nuestros modelos científicos también predicen el futuro, aunque obviamente, no lo adivinan de manera exacta.
El I Ching actúa también como un modelo científico, pues se vale de muchas leyes naturales, como las leyes de causa y efecto, y las leyes de interacción de la energía, para intentar realizar predicciones sobre el futuro.
Es por eso que el I Ching se puede considerar como un manual de vida. Un manual que te muestra tu pasado, tu presente y tu futuro.
Un manual que te dice cuáles son los caminos y decisiones que tienes enfrente de ti, y que te indica cuáles son las mejores alternativas para que los transites.
No obstante, en última instancia, recuerda que eres tú mismo quien se forjará su propio destino. Desde luego, si tienes varios caminos delante de ti, entonces sólo tú puedes elegir, con tu libre albedrío, el camino que quieras seguir.
El I Ching sólo te mostrará los caminos disponibles, y realizará predicciones de aquello que pasará en caso de que decidas elegir X o Y camino. Debido a que el I Ching te da sugerencias sobre cuál es el camino correcto a seguir, entonces también se le considera como un manual ético y moral.
Pues el «libro de los cambios» te intenta decir cuál es el rumbo de acción más adecuado, la obra más ética que puedes realizar en determinadas circunstancias, el camino más recto y moral que puedes recorrer. No obstante, recuerda que, en última instancia, la decisión es sólo tuya. Tú, y solamente tú, decides que camino vas a seguir.
Pero analicemos con un poco más de detalle la estructura del I Ching, para descubrir algunos de sus secretos. Examinemos por qué funciona, y cuál es la verdadera esencia detrás de su diseño.
Pues no en vano, el I Ching se considera como uno de los oráculos más exitosos, exactos y precisos que la humanidad jamás haya poseído. Créelo o no, el I Ching le ha funcionado a millones de personas, por más de 3000 años, como una guía exitosa de vida.
Verás, la esencia del I Ching comienza con el concepto del «Tao». Se podrán preguntar, ¿qué es eso del Tao? Pues bien, el Tao significa «causa», «origen», «principio», «método» y «camino».
El Tao es la causa sin causa, es el principio y el fin de todo, es la ley universal. Por eso se representa como un círculo. Pues es el círculo que lo contiene y lo abarca todo. El punto en donde todo comienza y todo termina; y donde todo, tarde o temprano, tiene que volver.
Si crees en Dios, el Tao vendría siendo esta entidad. Por eso es que el Tao se considera también un método y un camino. Pues es el camino para regresar a Dios, para volver a la fuente que nos originó a todos.
Dentro del Tao se generan entonces dos fuerzas primordiales: el yin y el yang. Estas fuerzas, o energías, representan los polos opuestos de toda dualidad. Tienes que comprender que todo en el universo es dual, todo se puede representar en términos de extremos y polos.
Por ejemplo, grande-pequeño, cielo-tierra, bonito-feo, caliente-frío, bueno-malo, positivo-negativo, etc. En consecuencia, el yin y el yang son las dos fuerzas más primordiales del universo. Ambas energías son hermanas y esposas al mismo tiempo.
Ambas energías se complementan y están interactuando perpetuamente. Debido a la interacción de estas fuerzas primordiales es que surgen los ocho trigramas del I Ching.
Verán, la fuerza primordial del yang (que se considera una fuerza activa y creativa) actúa sobre la fuerza primordial del yin (que se considera una fuerza pasiva y receptiva). La interacción de estas dos fuerzas crea entonces, un resultado.
Es decir, una fuerza ejerce su influencia sobre la otra, y producto de la interacción de ambas, se engendra un resultado. Esto es como cuando un padre se junta con la madre, y producto de la interacción entre ambos, nace un hijo.
Por esta razón es que, en el I Ching, a la fuerza del yang también se le conoce como el «padre». Mientras que, a la fuerza del yin, se le conoce como la «madre». Cuando estas dos fuerzas interactúan, producen hijos, por así decirlo.
Para ser más exactos, producen seis hijos. Tres hijos y tres hijas. De modo que los seis descendientes, más el padre y la madre, son las ocho fuerzas fundamentales que se representan en los trigramas del I Ching.
Estos trigramas se combinan en pares, un trigrama inferior y uno superior. De tal modo que los trigramas forman a su vez, hexagramas. 64 hexagramas para ser más exactos.
Estos 64 hexagramas se crean en una matriz de 8 × 8, en donde un lado de la matriz representa los trigramas inferiores y el otro lado representa los trigramas superiores.
Los trigramas inferiores son la representación del tiempo desde el pasado hasta el presente, mientras que los trigramas superiores describen lo que acontecerá desde el presente hasta el futuro. Recordemos que, a la postre, el tiempo se puede describir como un pasado, un presente y un futuro, que a su vez se repite una y otra vez, de manera cíclica e infinita.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí. En un próximo día examinaremos exactamente cómo utilizar el I ching para proyectar el futuro y guiar así las decisiones de nuestra vida.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!