Hace muchos años, en mis épocas de juventud, asistía con frecuencia a diversos estudios bíblicos.
Dentro de ellos, el que más me llamaba la atención era el libro del Apocalipsis. O el libro de las revelaciones, como también se le conoce.
Posiblemente, esto se debía a que era el más críptico de todos. Un libro enigmático y fascinante, que pintaba una imagen dantesca del final de los tiempos. Era prácticamente imposible no sentirse atraído hacia sus contenidos.
Aunque todos los libros de la Biblia son difíciles de interpretar. Este, en particular, es de lejos el más complicado.
Muchas preguntas surgen en relación al Apocalipsis. Por ejemplo: ¿Es una descripción del final de la humanidad? ¿Estamos empezando a vivir este desenlace? ¿Estamos en medio de esta catástrofe? ¿Nos queda poco tiempo de vida?, O acaso, ¿Sencillamente marca el final de una era y el comienzo de otra?
Todo esto lo analizaremos en este artículo.
Las condiciones del mundo parecen apoyar la tesis de que estamos en medio del Apocalipsis.
Sólo basta mirar las noticias para darnos cuenta de que la vida se torna cada vez más difícil.
Las cosas se ponen, gradualmente, color de hormiga: asesinatos, pandemias, guerras, crisis económicas, escasez de recursos, problemas ecológicos, aumento de la pobreza, etc.
Es como si todo se estuviera encaminando hacia un final poco feliz.
La pregunta es: ¿Realmente el Apocalipsis predice el fin del mundo?
Para intentar contestar este interrogante, primero debemos analizar los contenidos de esta fascinante obra.
Veamos un poco su historia:
Como ya lo mencioné, el «Libro del Apocalipsis» también se conoce como el «Libro de las Revelaciones».
En efecto, La palabra “Apocalipsis” viene del latín “Apocalipsis” y del griego ἀποκάλυψις (apokálypsis), y significa ‘revelación’.
El libro fue escrito por Juan durante su destierro en la isla de Patmos, en el mar Egeo.
Mucha gente confunde a este Juan con el apóstol. Sin embargo, el autor nunca se identificó a sí mismo con esta denominación. Simplemente, se hizo llamar Juan.
La Iglesia Católica le atribuyó la autoría del libro al apóstol Juan, y por eso lo incluyeron en el canon de la Biblia. Pero esto no se puede probar a ciencia cierta. La única certeza es que el autor es tan enigmático como sus contenidos.
Hay quienes afirman que lo escribió una comunidad denominada “joánica”, que originalmente fundó el apóstol.
Sea como sea, el texto fue escrito a finales del siglo primero, o a principios del siglo segundo.
Ahora bien,
Hay que tener en cuenta el contexto histórico del Apocalipsis. Recordemos que, durante el siglo después de la muerte de Jesús, los cristianos fueron vilmente perseguidos por los romanos.
No es de extrañar que, muchas de las cosas que se dicen en el Apocalipsis, hagan referencia al malvado imperio romano. Pues era el verdugo de los primeros seguidores de Cristo.
Los estudiosos dicen que hay cuatro interpretaciones que se pueden hacer del Apocalipsis.
En primer lugar, tenemos la interpretación “preterista”. Según la cual, los eventos narrados simplemente ocurrieron durante ese primer siglo.
La segunda interpretación es la “idealista”, la cual establece que el Apocalipsis es apenas una alegoría de la lucha entre el bien y el mal. Una lucha, en esencia, de índole espiritual.
Después viene la interpretación “futurista”, que establece que los personajes y los sucesos son profecías de acontecimientos futuros.
Por ejemplo, muchos han identificado en las bestias del Apocalipsis a personajes históricos como Napoleón Bonaparte, Adolf Hitler, Mao Tse-tung o Joseph Stalin.
Finalmente, tenemos la interpretación “historicista”. Esta asegura que el Apocalipsis es, nada más y nada menos, la culminación del plan de Dios.
Como es apenas de esperar, es muy difícil saber cuál interpretación es la correcta.
En mi humilde opinión, todas son verdaderas. O, por lo menos, todas tienen algo de verdad.
Dejando de lado esta cuestión, analicemos ahora la estructura del texto. La cual es supremamente importante si queremos entender lo que allí se nos narra.
La estructura del Apocalipsis se puede dividir en cuatro grandes partes:
En primer lugar, tenemos una introducción y unas cartas dirigidas a las diferentes iglesias.
La segunda parte habla del Cordero, los siete sellos, las siete trompetas y las siete copas.
La tercera parte trata del combate con el gran dragón.
Y, finalmente, la cuarta parte hace una descripción de la nueva Jerusalén.
Según los expertos, el cordero viene representando la figura de Jesucristo, quien juega un papel preponderante en la narrativa del Apocalipsis.
Después del Cordero, viene la sección de los siete sellos. ¿Qué significado tienen? Ya lo veremos.
Los primeros cuatro sellos describen los famosos jinetes del apocalipsis, portadores de numerosas plagas para la humanidad.
El primer jinete es el caballo negro, y simboliza el hambre. El segundo jinete es el caballo rojo, y simboliza la guerra. El tercer jinete es el caballo pálido, y simboliza la muerte. Y el último jinete es el caballo blanco, y simboliza la conquista.
Muchos asocian la figura del caballo blanco con el anticristo. Este es un personaje disfrazado de oveja; pero que, en realidad, es un lobo voraz. Un individuo que promete paz y armonía, pero cuya verdadera intención es engañar y dominar al mundo.
El anticristo es la antítesis de Cristo. Es decir, mientras Jesús proclama amor y compasión, el anticristo promueve odio y destrucción.
Durante los últimos 2000 años, la humanidad ha estado plagada de guerras, hambrunas, muertes y conquistas. Desde este punto de vista, las plagas que profetizan estos jinetes han resultado verídicas.
El quinto sello simboliza la tortura y persecución de quienes ponen su fe en Cristo. En otras palabras, son los mártires que han sido asesinados a través de la historia, gracias a sus creencias religiosas.
El sexto sello habla de un terremoto devastador. Allí se describe cómo el sol se vuelve negro y la luna se vuelve roja, y cómo las montañas son retiradas de su lugar.
Puede que esto haga referencia a un tremendo terremoto, o algún otro desastre natural, que ocurrirá durante un eclipse.
Si los seis sellos hablan de cosas horribles, espera a que hablemos del séptimo sello. Pues éste, probablemente, sea el peor de todos.
En efecto, el séptimo sello se divide en siete trompetas, o calamidades. La séptima trompeta, a su vez, se divide en siete copas. Es decir, este séptimo sello incluye la nada despreciable cifra de 49 terribles catástrofes y castigos.
Veamos brevemente de qué trata cada una:
La primera trompeta causa granizo y fuego, y destruye mucha vida vegetal. Seguramente, se trate de la explosión de un volcán, o super volcán, que arrasará con gran parte de la vida en este planeta.
La segunda trompeta simboliza la caída de un gran meteorito. Uno que se precipita en el mar, creando, obviamente, una increíble ola de muerte y devastación.
La tercera trompeta también parece ser un meteorito. Sólo que esta vez, cae sobre los lagos y los ríos, en lugar del mar.
La cuarta trompeta ocasiona que el sol y la luna se oscurezcan. Estos eclipses pueden marcar el comienzo de todas las cosas macabras que vienen a continuación.
En efecto, la quinta trompeta habla de una plaga de langostas que atacan y torturan a la humanidad. Posiblemente, se trate de una hambruna a nivel global. Esto sería apenas lógico de esperar si, con anterioridad, ha explotado algún super volcán y/o han caído meteoritos sobre la tierra.
La sexta trompeta libera a un ejército de demonios que mata a un tercio de la humanidad. ¿Tal vez una lucha con alienígenas perversos?
La séptima trompeta da paso a siete ángeles, con siete copas. Siete copas que traerán aún más desgracias para la pobre y afligida humanidad. Como si toda la paliza anterior no hubiera sido suficiente.
Veamos el contenido de estas siete copas:
La primera copa causa úlceras malignas. ¿Tal vez alguna enfermedad misteriosa? ¿Otra pandemia global?
La segunda copa provoca la muerte de todo ser viviente en el mar. ¿Quizá algún derrame de petróleo? ¿Acaso la contaminación, finalmente, aniquilará toda la vida marina? Una vez más, todo esto se podría exacerbar por la explosión de un super volcán y la caída de un meteorito.
La tercera copa causa que los ríos se conviertan en sangre. Parecida a la sentencia de la copa anterior, esto podría simbolizar la muerte de la vida dentro de los ríos, debido a la contaminación desaforada y a los desastres acaecidos previamente.
La cuarta copa parece hacer referencia, una vez más, al sol. Dice que el calor del astro rey se intensificará a tal grado, que terminará por quemar y rostizar a la humanidad, causando gran dolor y miseria. Esto podría ser causado por una intensa llamarada solar. O bien, por la reversión de los polos magnéticos.
La radiación solar nos puede hacer daño si destruimos la capa de ozono, o si somos víctimas de una tremenda llamarada solar. Una sin precedentes en la historia.
No obstante, esto también puede suceder cuando los polos magnéticos del planeta se inviertan. Esto ocurre, periódicamente, cuando el núcleo de la tierra deja de girar en una dirección, para empezar a girar en otra.
Cuando los polos se invierten, la tierra ya no cuenta con la protección de su campo electromagnético, de modo que la radiación puede entrar libremente a nuestra atmósfera. Si ésta entra sin protección, podríamos sufrir tremendas quemaduras y enfermedades. Y, por si fuera poco, nuestra tecnología podría experimentar grandes problemas e inconvenientes.
Después viene la descripción de la sexta copa. El río Eufrates se seca, y los ejércitos del anticristo liberan una batalla con los ejércitos de Dios. ¿Tal vez una tremenda guerra entre el islam y el cristianismo? ¿Quizá la tercera guerra mundial? ¿Acaso una guerra suscitada por la falta de recursos?
La séptima y última copa describe un devastador terremoto y muchos granizos gigantes. Una vez más, podría tratarse de otro espeluznante desastre natural.
Aquí acaba la sección de las trompetas y las copas. Entre estas, no obstante, aparece la figura de un dragón y dos bestias gigantes.
El dragón reúne a las bestias para hacerle la guerra a una mujer, que da a luz un niño. Esto podría simbolizar la guerra de la humanidad hacia Jesucristo. El atentado a su filosofía de amor y compasión.
Aquí también se habla de una prostituta, y de la caída de Babilonia la grande. Esto podría simbolizar el fin del encadenamiento, tanto mental como espiritual, que las religiones han perpetrado hacia la humanidad. El fin de los líderes religiosos inescrupulosos, que abusaron por milenios, y abusan todavía, de su autoridad para cometer toda clase de atrocidades e injurias.
Se nos habla de una tremenda lucha entre las fuerzas del bien y el mal. Así pues, Jesús, montado en un caballo blanco y batiendo su espada, derrota al gran dragón en una épica batalla y lo encadena por 1000 años.
Después de este periodo, la bestia se libera otra vez, pero solamente por un corto lapso de tiempo, y después es derrotada para siempre.
¿Cómo interpreto esto?
La humanidad entrará en un período de paz, desarrollo y armonía por un milenio. Después, el mal volverá a surgir y las aguas de la injusticia se agitarán nuevamente. Pero solamente por poco tiempo, pues el amor y la justicia volverán a imponerse.
A partir de ahí, la humanidad, finalmente, podrá vivir en una especie de paraíso hasta el final de los tiempos. Es decir, hasta la mismísima muerte de las estrellas y el universo.
En efecto, el enigmático libro del Apocalipsis termina con la visión de la nueva Jerusalén. Es decir, un nuevo mundo con condiciones paradisiacas e idílicas. Un mundo prácticamente perfecto.
La Biblia dice que un nuevo cielo y una nueva tierra serán creadas, en donde Dios habitará en medio de la humanidad.
Aquí es donde viene la parte interesante:
¿En dónde se creará este nuevo cielo y esta nueva tierra? ¿Será aquí, en este universo, o en otro? ¿Acaso ocurrirá en un plano dimensional distinto?
Por supuesto, nadie sabe esto con exactitud. No es de extrañar que, esta nueva tierra y este nuevo cielo, se construyan en universos paralelos, o en otros planos de existencia.
Recordemos que Jesús siempre decía: “Mi reino no es de este mundo”. Asimismo, evoquemos también las palabras proferidas al ladrón que murió a su lado en la Cruz: “Hoy te veré en el Paraíso”.
Esto sugiere que, el nuevo cielo y la nueva tierra, podrían ser creados en planos dimensionales diferentes.
Sea como sea, la humanidad entrará en una nueva era de paz, amor y armonía. Una época paradisiaca, con condiciones parecidas a las del jardín del Edén.
La Biblia proporciona esta certeza. Y, no solamente la Biblia, sino también la era de Acuario, que profetiza tiempos muy buenos para la humanidad.
Ya para finalizar, diré algo en relación a una promesa que nos hace el Apocalipsis: la segunda venida de Cristo.
La pregunta es: ¿Es esta segunda venida un suceso literal o alegórico? Es decir, ¿vendrá Cristo en carne y hueso?, O, ¿Lo que realmente volverá es su legado y filosofía?
Esto es muy interesante porque, si nos fijamos, la segunda venida de Cristo puede ser alegórica y simbólica. Es decir, lo que retornará es su filosofía de amor incondicional, más no su persona.
Si la humanidad entra en un periodo de prosperidad y armonía, tal y como lo predice la era de Acuario y el Apocalipsis, entonces es apenas lógico que la sociedad abrace los principios de la ética y la bondad que predicaba Jesús.
Cuando eso suceda, se podría decir que Jesús ha vuelto. No en carne y hueso, sino en acción y espíritu.
Quizá los sucesos del Apocalipsis sean solamente simbólicos. Quizá nunca veamos bestias, langostas, o dragones. Y, en ese orden de ideas, quizá nunca veamos a Jesús, sino hasta que el amor vuelva a reinar en la tierra.
Ciertamente, esto es algo interesante para pensar y reflexionar.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, te ha hablado tu amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!