En la vida hay ideas y nociones que se deben tomar como actos de fe, debido a que no se puede probar su veracidad.
El ejemplo típico está relacionado con Dios y los credos religiosos.
La ciencia nunca podrá probar ni desmentir la existencia de Dios. Esto ocurre porque, a diferencia de los fenómenos físicos, Dios no es una realidad tangible.
O tal vez sí lo sea y, simplemente, no somos capaces de reconocer su existencia, aunque la tengamos enfrente de nosotros.
Pese a que la ciencia puede desmentir algunos mitos religiosos, esto no significa que las religiones sean incorrectas.
Hay que entender que las religiones fueron creadas por humanos, para intentar explicar ese fenómeno llamado Dios.
Obviamente, al ser creadas por humanos, sus credos están llenos de errores e inconsistencias. Desaciertos que, a la luz de los descubrimientos científicos, han quedado en evidencia.
No obstante, y como ya lo mencioné, estás inconsistencias no demeritan la totalidad de sus dogmas.
El tema de las religiones siempre caerá en los terrenos de la fe, porque es imposible probar la existencia del todopoderoso.
En el ámbito de la fe las cosas empiezan a complicarse, porque la fe nos puede hacer creer cualquier insensatez.
La fe es peligrosa, por lo que debe manejarse con cuidado.
Es peligrosa porque puede hacer que la gente crea en cosas sin sentido, en absurdos y falacias.
Este inconveniente no ocurre con las verdades científicas, pues estas van más allá de cualquier duda.
Una verdad científica, querámoslo o no, debe ser aceptada. No depende de nuestras creencias.
Por ejemplo,
Puedes dudar de la existencia de la gravedad. Sin embargo, independientemente de lo que creas, estás sujeto a las leyes de esta.
En el caso de la fe, las cosas no son tan sencillas, pues nadie puede asegurar la veracidad o falsedad de las afirmaciones.
Antes de continuar, quiero enfatizar que no es mi intención herir las susceptibilidades religiosas de nadie. Sin embargo, es probable que lo haga, pues debo ser honesto y decir las cosas tal y como son.
Habiendo hecho esta aclaración, diré lo siguiente:
Las religiones están llenas de creencias absurdas y peligrosas. Creencias que han generado, y siguen generando, una multitud de problemas.
Las creencias religiosas insensatas y descabelladas son abundantes. Hay tantas, que podría gastar varios años hablando de ellas.
En este artículo, y solamente para argumentar mi tesis, me enfocaré en una de esas creencias absurdas y peligrosas.
El ejemplo que utilizaré es: el homosexualismo.
Debido a la fe irracional de muchos dogmas religiosos, los homosexuales siempre han sido víctimas de discriminación y persecución.
Este odio tuvo sus orígenes cuando algunos ancianos anticuados y radicales de la antigüedad decidieron que la homosexualidad era un pecado. Un acto aborrecible a los ojos de Dios.
Desde ese momento, la homosexualidad siempre ha sido estigmatizada en la mayoría de las culturas.
Ahora bien, ¿Qué es lo que sucede?
Qué si analizamos el tema de la homosexualidad con ojos científicos y racionales, concluiremos que no es un acto malvado e inmoral.
¿Cómo se puede catalogar de inmoral el amor entre dos seres humanos? Así esos seres sean del mismo sexo, ¿acaso no estamos hablando de amor, al fin y al cabo?
Muchas personas atacan la homosexualidad diciendo que el acto no es natural y, por lo tanto, debe ser infame.
No obstante, pregunto:
¿El hecho de que algo no sea natural es razón válida para etiquetarlo como antiético e inmoral?
De ser así, todo nuestro mundo artificial sería inmoral.
Utilizar ropa sería perverso, pues no es natural.
Conducir un coche sería una aberración, ya que estos no crecen de manera espontánea en la naturaleza.
Toda la tecnología sería antiética e indecente, pues es una creación artificial.
La homosexualidad no viola ningún precepto ético ni moral. Por lo tanto, a la luz del pensamiento científico y racional, no es un acto maligno.
No obstante, y desafortunadamente, muchas personas siguen pensando que lo es, porque sus absurdos credos religiosos así lo establecen.
Es en este punto donde quiero introducir el concepto de «fe inteligente».
La «fe inteligente» es una noción útil para evitar creer en estupideces.
La idea detrás de la «fe inteligente» es la siguiente:
Si algo no se puede probar de manera científica, y por lo tanto cae en el terreno de la fe, hay que tomar la decisión de creer analizando las repercusiones de la creencia.
Si las repercusiones de la creencia son negativas, hay que abstenerse de creer.
Lo explicaré mejor con un ejemplo:
Digamos que un amigo, sin razón aparente, decide alejarse de nuestra vida sin proporcionar explicación alguna.
Digamos también que, por alguna razón, es imposible comunicarse con nuestro amigo. De modo que no podemos preguntarle las razones de su accionar.
Simplemente, el hombre (o la mujer) decidió irse de nuestra vida.
Si quisiéramos saber las razones que llevaron a nuestro amigo a tomar esta decisión, indudablemente entraríamos en el terreno de la especulación y la fe.
En efecto,
Podríamos creer que ofendimos a nuestro amigo, por lo que se resintió y decidió marcharse.
Podríamos creer que encontró amigos de mayor estatus, y decidió abandonarnos porque se avergonzaba de nosotros.
Es posible que nuestro camarada estuviera metido en negocios turbios, con gente peligrosa, y tal vez algo grave le ocurrió. O quizá desapareció para protegernos.
El punto es que, ante una infinidad de posibilidades, podríamos especular y creer en cualquier cosa.
Algunas creencias nos podrían llevar a sentir rabia y resentimiento. Por ejemplo, si creemos que nuestro compañero nos abandonó por amigos de mayor estatus.
Otras creencias podrían hacernos sentir tristeza y cariño. Por ejemplo, si creemos que algo malo le sucedió a nuestro amigo, o si nos abandonó para protegernos.
La cuestión es:
Los sentimientos que desarrollamos dependen de lo que creamos.
Podemos sentir rabia, cólera, rencor y resentimiento. O bien, podemos sentir tristeza, cariño, afecto y amor.
Las creencias tienen poder. Las creencias son peligrosas. Hay que tener cuidado con lo que se cree.
Si vas a creer en algo, asegúrate que no te haga actuar de manera estúpida e irracional.
Si una creencia te hace pensar y actuar de un modo incoherente, absurdo y negativo, ¡abandónala! ¡No la adoptes!
¿Por qué albergar creencias peligrosas? ¿Por qué creer en cosas que nos hacen peor persona? ¿Por qué creer en algo que nos hace sentir odio y discriminación? ¿Por qué creer en algo que nos puede llevar a cometer actos inmorales?
Mi consejo es el siguiente:
Evalúa cuidadosamente las consecuencias de tus creencias.
¿Te hace bien o te hace mal creer en una cosa? ¿Te hace ser mejor o peor persona? ¿Te hace actuar de manera ética o inmoral? ¿Te despierta odio y discriminación, o amor y tolerancia? ¿Te hace feliz o infeliz?
Abandona las creencias insensatas que no le traen nada positivo a tu vida.
Abandona las creencias que te hacen sentir odio, pesimismo y discriminación
Abandona las creencias que no te hacen progresar, que te estancan.
Abandona las creencias que te hacen miserable e infeliz. Aquellas que no te llevan por los caminos de la felicidad.
¿Por qué gastar nuestro tiempo creyendo en ideas absurdas y nocivas? Al fin y al cabo, estas suposiciones pueden ser totalmente falsas.
Mi lema es:
Si hay que creer en algo, hay que asegurarse de que repercuta positivamente en nuestra vida.
Esto es lo que llamó «fe inteligente».
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, te ha hablado tu amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!