En el día de hoy, vamos a hablar sobre las fascinantes y misteriosas apariciones de la Virgen de Fátima.
Sin duda, éste es uno de los casos de apariciones religiosas más alucinantes de la historia, debido a los espectaculares sucesos que allí ocurrieron.
Iré desglosando la historia paso a paso, para que la puedan apreciar en toda su magnitud. Evidentemente, esta historia es tan compleja, que la dividiremos en varios partes.
Sin más preámbulos, comencemos:
Toda esta historia comienza en 1916, en la localidad de Fátima, Portugal.
Resulta que allí vivían tres niños campesinos: Lucía dos Santos, de 9 años; Francisco Marto, de 8 años; y Jacinta Marto, de 6 años.
Francisco y Jacinta eran hermanos, mientras que Lucía era la prima de los chiquillos.
Ese día los niños se encontraban en una colina, llamada «Cabeco», protegiéndose de la incesante lluvia.
Los pequeños se encontraban jugando cuando, de repente, se les aparece un ángel.
Los infantes lo describen como un muchacho joven, de 14 o 15 años de edad, cuya tez era más blanca que la nieve. Según la descripción de los chiquillos, los rayos del sol le daban una apariencia cristalina y transparente.
Además, los niños decían que se trataba de un personaje muy hermoso.
El ángel les dice a los pequeños que no teman, que no viene a hacerles daño. Acto seguido se postra en tierra y les insta a que oren.
Los niños le obedecen y empiezan a orar, siguiendo las palabras del ángel. La oración clama creer y tener fe en Dios, así como adorarlo y amarlo. Además, también pide perdón por todos aquellos que no aman ni tienen fe.
Esta oración la repiten tres veces, y luego el ángel les dice que los corazones de Jesús y de María estarán atentos a la voz de sus súplicas. Acto seguido, el ángel desaparece.
Una cosa interesante de mencionar es que Francisco, por alguna razón, no puede escuchar la voz del ángel, solamente puede verlo. Así le ocurriría con el resto de las apariciones.
La segunda aparición del ángel ocurrió en el verano de 1916, mientras los niños se encontraban jugando. El ángel se presentó ante ellos y les preguntó: «¿Qué están haciendo?».
Y luego les dijo: «Recen, recen un montón. Los corazones de Jesús y de María tiene misericordia de ustedes. Ofrezcan plegarias incesantemente y sacrifíquense al altísimo».
En este momento la pequeña Lucía pregunta cómo debían hacer sacrificios. A lo que el ángel les contesta: «Hagan un sacrificio de todo aquello que hagan y ofrézcanselo a Dios, como un acto de reparación por los pecados de los hombres».
Acto seguido, el ángel continúa: «Supliquen por la conversión de los pecadores, porque el señor está muy ofendido con sus pecados. Si lo hacen, atraerán paz sobre su país. Además, deben estar preparados para aguantar los sufrimientos que el señor traerá sobre ustedes».
En esta ocasión, el ángel se presenta a sí mismo como «El ángel guardián de Portugal».
Esto resulta muy llamativo, pues recordemos que en nuestro video de Allan Kardec, los espiritistas postulan la existencia de «ángeles guardianes» para cada persona.
Parece ser, no obstante, que los países también tienen ángeles guardianes. ¡Vean ustedes que cosa más interesante!
El tema dominante de esta segunda aparición es la importancia de realizar ofrendas a Dios, a través de cada acción y sacrificio, por pequeños que estos sean. Todo para la conversión de los pecadores.
Más tarde, en el otoño de ese mismo año, aparecería el ángel por tercera y última vez. Este suceso tomaría lugar en el mismo lugar en donde ocurrió la primera aparición.
Esta vez el ángel se apareció sosteniendo un cáliz en su mano izquierda. Sobre el cáliz, se encontraba suspendida una hostia, de la cual emanaban gotas de sangre que caían sobre la copa.
El ángel deja suspendido el cáliz en el aire y se postra, repitiendo una oración tres veces. A continuación, deposita la hostia en la lengua de Lucía y da de beber la sangre, que se encontraba en el cáliz, a Francisco y Jacinta.
Después dijo: «Coman y beban el cuerpo y la sangre de Cristo, quien fue horriblemente desgraciado por hombres ingratos. Hagan reparaciones por sus crímenes y consuelen a su Dios».
Después de repetir la oración tres veces, el ángel desaparece definitivamente.
El propósito de esta tercera aparición es que los niños reciban una comunión santa por parte del ángel.
Todo esto sería la preparación para lo que vendría: la aparición de «Nuestra Señora del Rosario».
Esto ocurriría, aproximadamente, ocho meses después de la última aparición del ángel, en el año de 1917. Para ese entonces, Lucía ya tenía 10 años, Francisco 9 años, y Jacinta 7 años.
La primera aparición ocurrió en mayo 13 de 1917, cuando los niños se encontraban pastando las ovejas en un lugar conocido como «Cova da Iria», o la «Cova de Irene».
En este lugar se les aparecería la virgen seis veces, bajo el título de la «Señora del Rosario».
Ese día los niños divisaron un relámpago en el cielo, por lo que pensaron que se avecinaba una tormenta. Esto les resultó algo extraño, pues el día se encontraba bastante despejado.
Cuando se encontraban bajando por la colina, un segundo destello de luz aconteció.
Allí los niños pudieron ver, en las cercanías de un árbol de encina, la figura de una mujer muy hermosa vestida de blanco, que brillaba incandescentemente y que despedía rayos de luz en todas las direcciones.
Adicionalmente, la mujer sostenía en su mano un rosario y un crucifijo, que resplandecían como piedras preciosas y emanaban luz como las estrellas.
La mujer se detuvo a escasos metros de los niños, y les dijo: «Por favor, no tengan miedo, no vengo a hacerles daño».
En ese momento, la pequeña Lucía pregunta: «¿De dónde vienes?» A lo que la mujer le responde: «Del cielo».
Después la niña le pregunta: «¿Qué quieres de mí?».
A lo que la mujer responde: «Quiero que regresen a este mismo lugar los días 13 de cada mes, por seis meses, y exactamente a la misma hora. Después les diré quién soy y las cosas que deseo; para, finalmente, regresar una séptima vez».
En esta parte de la historia, los niños empiezan a realizar una serie de preguntas, típicas de la curiosidad que sienten todos los niños.
La pequeña Lucía pregunta: «¿Iré al cielo?». A lo que la mujer responde: «si irás». «¿Y Jacinta?», «Ella también irá». «¿Y Francisco?», «Francisco también, pero debe rezar muchos rosarios primero», replica la mujer.
Después Lucía pregunta por sus amigos que habían muerto.
«¿Está María Neves en el cielo?», a lo que la mujer dice: «Si está». «¿Y Amelia?», «Ella está en el purgatorio».
Después la virgen dice: «¿Se ofrecerán a Dios y soportarán los tormentos que él les enviara, en expiación por todos los pecados que le ofenden, y para la conversión de los pecadores?».
Ante lo cual, los niños responden: «¡Sí, lo haremos!». Entonces la mujer les responde: «Tendrán que sufrir un montón, pero la gracia de Dios estará con ustedes y los fortalecerá».
Después la virgen abre las manos y una luz cae sobre los niños, bañándolos enteramente. Y acto seguido, replica: «Repitan el rosario todos los días, para traer paz al mundo y terminar la guerra».
Recordemos que, por ese entonces, el mundo sufría y padecía la Primera Guerra Mundial. Suceso que tomó lugar entre 1914 y 1918.
El caso es que después de haber dicho estas palabras, la virgen se elevó hacia el cielo y desapareció.
Aunque Lucía les dijo a sus primos que mantuvieran todo esto en secreto, la pequeña Jacinta no pudo contenerse y le contó todo a sus padres.
Obviamente, la noticia de la aparición de la virgen se regó como pólvora y llegó a oídos de todo el mundo. Incluyendo al clérigo del pueblo y a las autoridades gubernamentales.
Igualmente, y como era de esperar, el escepticismo brotó en las masas y las niñas fueron acusadas de blasfemia y fraude. Sin lugar a dudas, a esto era lo que se refería la virgen cuando les dijo que tendrían que soportar mucho sufrimiento.
En efecto, los pequeños fueron acosados y amenazados para que confesarán su mentira. Sin embargo, a pesar de la persecución y las amenazas, los infantes siempre se mantuvieron firmes en su versión.
La segunda aparición ocurrió entonces el 13 de junio. Durante esa fecha, se celebraban las festividades de San Antonio de Lisboa, conocido también como San Antonio de Padua.
A pesar de que los padres trataron de distraer a los chiquillos, con las festividades, para evitar que acudieran a su cita en la cova. Esto no surgió efecto, pues los pequeños acudieron al lugar sin falta.
Una vez allí, una pequeña multitud se había congregado en el lugar, para presenciar la segunda aparición de la virgen de Fátima.
Naturalmente, después de rezar su rosario, la virgen se les aparece. Y Lucía pregunta: «¿Por favor dime, madame, qué es lo que deseas de mí?».
A lo que la virgen responde: «Quiero que continúen viniendo aquí los 13 de cada mes y que continúen recitando el rosario, y también quiero que oren en la siguiente manera: “Oh Jesús, perdona nuestros pecados, y sálvanos del fuego del infierno. Lleva todas las almas al cielo, especialmente, aquellas que más lo necesitan”».
Después la virgen les dice: «También es mi deseo que aprendan a leer y a escribir, y después les diré que más quiero».
Los niños no se pueden contener, y preguntan: «¿Nos llevarás al cielo?»
A lo que la virgen responde: «Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré pronto, pero tú debes permanecer un poco más, porque Jesús desea que me hagas conocida y amada en el mundo, y que crees devoción a mi inmaculado Corazón».
Estas palabras resultarían proféticas porque Jacinta Marto, moriría el 20 de febrero de 1920. Y su hermano Francisco, lo haría el 4 de abril de 1919. Ambos sucumbirán a la epidemia de la gripe española, que barrió a Europa en 1918.
Ante esto, la pequeña Lucía pregunta: «¿Debo permanecer sola en el mundo?» A lo que la mujer replica: «No estarás sola, hijita, y tampoco debes estar triste. Siempre estaré contigo y mi inmaculado Corazón te confortará y te llevará a Dios».
La virgen abre sus manos y, al igual que ocurrió en la primera aparición, una luz intensa los baña. Sin embargo, esta vez los niños pudieron ver que, en frente de la palma de la virgen, había un corazón envuelto en espinas, que parecían estarlo perforando.
Acto seguido, la virgen se vuelve a elevar por el cielo, y desaparece súbitamente.
A modo de curiosidad, Lucía contaría, mucho tiempo después, que Francisco y Jacinta parecían estar ubicados justo en la parte de la luz que se elevaba hacia el cielo, mientras que ella permanecía en la parte que se esparcía sobre la tierra.
Probablemente, esto simbolizaría que Francisco y Jacinta pronto partirían hacia el cielo, mientras que Lucía se quedaría en la tierra difuminando el mensaje de la Virgen de Fátima.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
En la próxima historia relataremos la tercera aparición de «Nuestra Señora del Rosario», en donde se revelará el gran secreto de la virgen de Fátima. ¡No se lo pierdan, va a estar buenísimo!
Espero que les haya gustado la historia del día de hoy. No olviden suscribirse a mi canal y a mi boletín de noticias en iwokis.com.
Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda. ¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!