El tema que trataremos en el día de hoy es, sin duda, uno de mis favoritos. Un tema que, a mi juicio, es fundamental para entender las circunstancias actuales de nuestra vida y las cosas que necesitamos realizar para mejorarla.
El tema en cuestión es el de los famosos «registros akáshicos».
A término personal,esta materia me resulta fascinante. Pues siempre he creído que somos almas eternas que encarnamos una infinidad de vecesy que, en cada encarnación, venimos a cumplir un propósito y una misión específica.
Verán…
Cada una de nuestras vidas es un viaje, una lección cósmica que debemos aprender en nuestro largo camino de evolución y perfeccionamiento.
Cuando tocamos el tema de la reencarnación, una de las preguntas más frecuentes que surge es: ¿por qué no recordamos nada de nuestras vidas pasadas? ¿No sería más sensato recordar y tener presente todo lo que hemos vivido en encarnaciones anteriores?
Para ser honesto, esto siempre me ha resultado un verdadero misterio.
No obstante, si lo pensamos bien, hay varias razones por las que podríamos “no recordar” nada de nuestras vidas pasadas.
Cuando digo queno recordamos, en realidad me refiero a que “no recordamos”, entre comillas, porque creo que en última instancia si lo hacemos.
Puede ser que, mientras nos encontremos en la mitad de una vida, no recordemos nuestras existencias pasadas de manera consciente.
Sin embargo, creo que si podemos recordarlas en un nivel de consciencia superior.
Este nivel de consciencia superior podría ser el «subconsciente», o tal vez un «supra consciente» o un«súper consciente».
Aquí no explicaré, ni entraré en detalle,sobre los distintos tipos de consciencia. Esto lo podríamos analizar en artículos posteriores.
Lo importante es tener presente que, en algún nivel de consciencia, si recordamos nuestras vidas pasadas.
Ahora bien,una pregunta bastante interesante es: ¿podríamos recordar nuestras vidas pasadas de manera consciente?
Para contestar esta pregunta, primero debemos entender el significado de «los registros akáshicos».
La manera más fácil de pensar en ellos es la siguiente:
Imagina que tu vida es un libro. Un libro infinito en cuyas páginas están registradas todas tus vidas pasadas.
Este libro vendría siendo «el libro de tu alma».Si me utilizo como ejemplo, digamos «el libro de Andrés Rueda».
Como bien sabemos, los libros se dividen en capítulos. Y estos, a su vez, se dividen en secciones y subsecciones.
Siguiendo con la analogía, «el libro de Andrés Rueda» contendría toda la historia de mi existencia.
Cada capítulo representaría cada una de mis vidas, cada una de mis encarnaciones.
Dentro de cada capítulo (es decir,dentro de cada vida específica), estarían detalladas todas las cosas que lleve a cabo en esa vida particular. Es decir, todas las vivencias, las palabras, las emociones, las acciones y los pensamientos que realicé durante esa vida.
Como se imaginarán, debido a que somos almas eternas, este libro podría llegar a ser prácticamente infinito. Pues contendría una cantidad innumerable de vidas. Todas las existencias que un alma ha experimentado en su largo camino de evolución.
Evidentemente, cada persona tiene su propio libro.
Así como existe «el libro de Andrés Rueda», existirá también «el libro de fulanito», y «el libro de sutanito», y «el libro de menganito».
El conjunto de todos los libros de todas estas almas vendría creando una gigantesca biblioteca cósmica.
Una biblioteca en donde están registradas todas las vidas de todas las almas que jamás han existido.
Esta gran biblioteca es la que se conoce como «los registros akáshicos».
Posiblemente, esta sea la manera más fácil de explicar el concepto.
Pero ¿de dónde salió el término «los registros akáshicos»?
De manera interesante, el término «akáshico» viene del vocablo ākāśa (akasha), que a su vez proviene del antiguo idioma sánscrito de la india y que significa «alma, espacio, cielo o éter».
Según la tradición de los hindúes, los registros akáshicos son los archivos de las memorias de las almas.
Por otro lado, la dimensión en donde existen estos registros es atemporal. Es decir, es un plano netamente energético, en donde no existe el tiempo.
Aún más, se dice que las plantas, los animales y los minerales también tienen sus propios registros akáshicos.
La existencia de estos archivos, ciertamente, genera una serie de preguntas bastante interesantes.
Por ejemplo:
¿Podemos tener acceso a estos registros? ¿Podemos consultar, a voluntad, todo lo que ha acontecido en nuestras vidas pasadas?
Hay quienes piensan que la respuesta es un rotundo «SÍ».
Para que veamos cómo esto podría suceder, es preciso entender lo siguiente:
Cuando morimos, nuestra alma se desprende del cuerpo y viaja a otra dimensión.
En esta dimensión podemos reunirnos con seres queridos fallecidos y efectuar una valoración de nuestra vida.
En efecto,
Para continuar con nuestro camino de aprendizaje, evolución y perfeccionamiento, necesitamos evaluar la vida que acaba de terminar. Necesitamos valorar las lecciones aprendidas, las metas alcanzadas y las cosas que quedaron “sueltas”, por así decirlo. Es decir, aquellas cosas en las que quedamos debiendo.
Toda esta evaluación es justa y necesaria para planificar nuestra siguiente vida.
Debemos saber cuál será el siguiente paso. Cuáles serán las metas y objetivos para la siguiente vida. Cuáles serán las lecciones que necesitamos aprender y los karmas que necesitamos pagar.
En este proceso de evaluación es cuando podemos consultar los registros akáshicos, pues solamente valorando la totalidad de nuestras vidas podremos comprender mejor nuestra historia.
Solamente entendiendo el camino de evolución que hemos seguido, desde nuestra primera encarnación hasta la última, podemos planificar adecuadamente los siguientes pasos a seguir.
Es en esta dimensión, entre una vida y otra, en donde podemos consultarde manera libre y consciente los registros akáshicos. Es en este punto en donde podemos recordar todas nuestras vidas pasadas.
Ahora bien, otra cuestión diferente es: ¿existe una manera de conocer nuestros registros akáshicos mientras nos encontremos encarnados?
En otras palabras, ¿podemos conocer nuestras vidas pasadas en la mitad de una vida física?
Nuevamente, hay quienes opinan que sí se puede y que existen distintas maneras de lograrlo.
Quienes defienden esta postura, dicen que se necesita un guía que actúe de puente entre nosotros y los maestros ascendidos.
Muchos de estos guías piden traer una lista de preguntas para consultarlas con los maestros. Las respuestas de estos maestros pueden venir en forma de imágenes, sensaciones o palabras.
Desconozco las técnicas exactas que utilizan estos guías. Me imagino que la hipnosis puede ser una de ellas.
Honestamente, no tengo experiencia con este tipo de terapias ni terapeutas, por lo que no puedo avalar su efectividad.
Me imagino que, como todo en la vida, existirán algunas terapias reales y otras falsas. Habrá que tener cuidado con estas cuestiones, pues siempre existirán farsantesdispuestos a perpetuarestafas para obtener unos cuantos dólares de sus incautas víctimas.
Pasando a otra cuestión, no pienses que los registros akáshicos solamente existen en el folclor de la cultura india y asiática. Pues la verdad sea dicha, casi todas las religiones hacen referencia a estos archivos cósmicos.
Por ejemplo, en Egipto se conocían como «las tablas de Thot». En la Biblia se conoce como «el libro de la vida» y en el islam como «la tabla eterna».
Hasta los mismos mayas estaban al tanto de ellos, y los conocían como «el banco Psi».
Como ven, los archivos akáshicos están extendidos por una infinidad de culturas y religiones.
Pienso que es excelente que existan estos registros cósmicos.
Es maravilloso contar con una fuente en donde podamos obtener toda la información de nuestra existencia. Desde la primera vida hasta la última.
Los archivos akáshicos es como tener un internet cósmico al alcance de la mano. Una gigantesca biblioteca a la cual acceder cuando necesitemos información crítica.
Justamente, con relación a esto, podríamos preguntar:
¿Qué tipo de información nos pueden proporcionar los archivos akáshicos?
Bueno, como ya dijimos,toda la información que necesitemos para encontrarle el sentido a nuestra existencia.
Por ejemplo, podríamos encontrar respuestas apreguntas tales como:
¿Por qué nuestra vida actual es cómo es?
¿Porque nacimos en las condiciones en las que nacimos?
¿Por qué tenemos ciertos talentos y habilidades, y carecemos de otros?
¿Qué potencialidades tenemos para evolucionar en esta vida?
¿Cuál es nuestra verdadera razón de ser, el propósito de nuestra existencia?
¿Cuáles son las deudas y la carga kármica que debemos pagar?
¿Qué aprendizajes y lecciones debemos llevar a cabo?
¿Cuál es la misión de nuestra vida? ¿Hacia dónde la debemos dirigir?
in duda, encontrar respuestas a estos interrogantes es de crítica importancia.Si los archivos akáshicos nos proporciona esta información, pues su envergadura y trascendencia se hace apenas evidente.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
En relatos posteriores analizaremos técnicas para intentar acceder a nuestros archivos akáshicos, mientras nos encontremos en vida física, claro está.
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Como siempre, te ha hablado tu amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!