El año de 1979 fue bastante peculiar, especialmente durante el mes de enero, pues una serie de avistamientos ovni ocurrieron de manera masiva.
Los casos registrados en este año se apilan a la gran “montaña” de evidencia ovni. Una “montaña” que crece cada vez más y que hace difícil ignorar la veracidad de este fenómeno.
Veamos algunos de estos casos:
A finales de 1978, en los cielos de Australia y Nueva Zelanda, varios pilotos informaron sobre curiosos objetos que volaban a la par de sus aeronaves.
Lo más interesante es que, las estaciones de radar, también registraron señales inexplicables en sus pantallas.
Muchos controladores de tráfico aéreo de Wellington contemplaron como unos objetos extraños danzaban de forma errática en sus monitores. Los técnicos afirmaban que estos objetos se movían a unas velocidades asombrosas.
En este contexto, les contaré la interesante anécdota que le ocurrió a Bill Startup y Quentin Fogarty.
El señor Bill Startup había sido capitán y piloto de líneas aéreas durante 23 años. Por su parte, el señor Quentin Fogarty trabajaba para un canal de televisión de Melbourne, Australia. El «canal O», para ser más exactos.
El capitán Bill ya había observado, algunos días antes, relucientes objetos ovalados sobre el estrecho de Cook.
Sin embargo, en esta ocasión, ambos hombres, junto a todo el equipo de filmación, presenciarían algo increíble.
Los hombres se embarcaron en el avión del capitán Bill Startup, y emprendieron vuelo para investigar los avistamientos que habían alborotado, por varios días, a los habitantes de aquella zona.
Según el testimonio de Quentin Fogarty, los hombres vieron una bola brillante de fuego blanco a unos 80 km de distancia. Según sus descripciones, el objeto estaba bastante iluminado en la parte inferior y parecía tener anillos anaranjados a su alrededor.
Adicionalmente, decían que había unos objetos más pequeños que flotaban a su alrededor y que se movían de manera inteligente.
El copiloto Bob Guard contaba, tiempo después, que era como si estuvieran contemplando luces estroboscópicas.
Otra cosa que llamó poderosamente la atención de los hombres, fue la tremenda aceleración que poseían estos objetos.
En efecto, los hombres narran que, cuando intentaron acercarse al ovni, éste salió disparado a una velocidad alucinante.
Además de los testimonios de estas personas, el suceso quedo grabado en cámara, lo que refuerza la veracidad del acontecimiento.
Así es, amigos, el incidente quedó registrado en una película. Esto fue llamativo porque, casi por primera vez, cámaras profesionales habían obtenido pruebas de lo que parecía ser una nave espacial extraterrestre.
La película fue llevada a Estados Unidos para que la examinara Bruce Maccabee, quien era físico del ejército y también ex oficial del Comité Nacional de investigaciones sobre fenómenos aéreos.
El doctor Maccabee examinó la película, fotograma por fotograma, y concluyó que se hallaban ante un caso que merecía una investigación lo más detallada posible.
El experto examinó la película mediante procesos de ampliación de imagen, con un computador digital. En su estudio, pudo ver un triángulo brillante perfectamente formado, que parecía tener el tamaño de una casa.
Otro fotograma mostraba un óvalo con una pequeña cúpula que sobresalía. Mientras en otro, había un objeto circular que viajaba a una velocidad enorme.
El doctor Maccabee terminó concluyendo que las imágenes no pudieron proceder de estrellas o planetas, y que tampoco eran causadas por la superficie de la tierra o el mar.
El físico se interesó tanto en este caso, que terminó viajando a Nueva Zelanda para entrevistarse con los testigos. Es decir, el capitán Bill Startup, los camarógrafos David Crockett y su esposa, el copiloto Bob Guard y el periodista Quentin Fogarty (quien, dicho sea de paso, había ingresado al hospital porque se encontraba emocionalmente agotado por todo el episodio).
Adicionalmente, el doctor Maccabee escuchó las conversaciones entre los pilotos y los controladores aéreos, quienes, como ya dijimos, habían divisado objetos extraños e inexplicables en sus pantallas.
Todos los testigos fueron sometidos a las pruebas del detector de mentiras, para verificar que no mentían.
Ahora bien, no solamente fue el doctor Maccabee quien estudió a cabalidad las grabaciones. El físico nuclear, Stanton Friedman, también lo hizo. Y concluyó que, definitivamente, estaban tratando con un auténtico objeto volador no identificado.
Por otra parte, una de las cosas que le otorga más validez a este caso (más allá de la película grabada, los análisis de expertos, y el testimonio de los pilotos y los periodistas), es la gran cantidad de pruebas adicionales que existen sobre el mismo.
En efecto, la película del «canal O» no fue la única evidencia sobre los avistamientos de estos ovnis.
Resulta que, a comienzos de 1979, un equipo de cine neozelandés pudo filmar a una «pelota de ping pong iluminada, que giraba y se movía rápidamente sobre la isla del sur».
Igualmente, un detective privado, de nombre José Durán, filmó desde el jardín de su casa a una entidad misteriosa. Según sus palabras, la cosa parecía ser «un hombre del espacio exterior».
Los expertos en la temática ovni, que examinaron las películas de Durán, concordaron en que el objeto tenía una semejanza a un «embrión humano». El ser parecía que desembarcaba de un platillo volante y permanecía inmóvil entre dos naves espaciales.
El señor Durán dijo que había visto una luz roja y ámbar que se movía con lentitud en dirección noreste-sureste.
El hombre sostiene que estuvo observando el objeto con sus prismáticos. Después este pareció acercarse a él. Y fue entonces cuando lo filmó desde su jardín.
Según el testimonio de Durán, parece ser que la luz se movía sin emitir sonido alguno. Y cuando el detective reveló la película, se percató de otro detalle que no había notado antes.
El filme mostraba un objeto blanco que se desplazaba desde un ángulo, se detenía durante un par de segundos encima de lo que parecía ser un avión, hacía un movimiento brusco sobre la luz y luego se alejaba en otra dirección.
Durán afirmaba que, dentro de la nave espacial, había un ser humano cubierto con un velo azul. Exámenes microscópicos de la película han revelado dos humanoides. Uno en el interior de la nave espacial, y otro en sus alrededores.
Esta película también fue examinada por expertos del «Contacto Internacional», el órgano británico de investigación de los fenómenos ovni.
Después de varios meses de estudio, el director de la investigación, Derek Mansell, concluyó que las luces no podían ser las de un avión. También dijo que las agencias espaciales no habían reportado residuos que hubieran podido entrar en la atmósfera a esa hora y en ese lugar.
Ahora bien, es importante resaltar que las observaciones ovni de principios de 1979, no se limitaron solamente a la región de Australia y Nueva Zelanda.
Desde Israel, por ejemplo, llegaron informes sobre una erupción de bolas rojas y luces relampagueantes.
Igualmente, en el norte de Italia, los pueblos situados en las laderas de las montañas del «Gran Saso», quedaron sumidas en la oscuridad después de avistar un ovni flotando sobre una planta hidroeléctrica. Según los testimonios de los técnicos, los equipos se habían enloquecido repentinamente.
Esto me recuerda el caso del «Gran Apagón de Nueva York», del cual ya hicimos un video. Si no lo has visto, te dejo el enlace para que lo hagas.
Siguiendo con nuestra lista de evidencias, en Estados Unidos también ocurrieron avistamientos ovni a comienzos de 1979.
Por ejemplo, el periodista Jim Voutrot se encontraba cerca de la base «Pease» de la Fuerza Aérea norteamericana. Un puesto de bombarderos del comando estratégico del aire, en New Hampshire.
El periodista era un escéptico sobre los casos ovni. Y, justamente, en ese momento se encontraba buscando evidencia sobre los mismos, en compañía de Betty Hill.
Para quienes no la conocen, Betty Hill afirmaba haber sido secuestrada por alienígenas en 1961, y le había asegurado al periodista que los ovnis se podían observar en las cercanías de la mencionada base.
Debido al escepticismo del reportero, la pareja había acudido al lugar para realizar investigaciones. El hombre deseaba ver, con sus propios ojos, una prueba tangible sobre los platillos volantes.
Para su sorpresa, Jim Voutrot nunca se imaginó que iba obtener una prueba contundente de lo que buscaba. Pues, ese día, tanto él como Betty divisaron un gran objeto redondo y blanco en el cielo.
Cuando el periodista salió de su asombro, se precipitó a su automóvil para empezar a filmar. Acto seguido, narra el hombre, el objeto se desvaneció con rapidez. Aún así, pese a la prontitud del acontecimiento, Voutrot pudo captar algo con su cámara.
El periodista afirmo no tener idea que era aquella cosa. Pues nunca antes había visto algo parecido. Decía que no se trataba ni de la luna, ni de Venus. Tampoco eran las luces de un avión. Y, mucho menos, un globo meteorológico, como en repetidas ocasiones las autoridades nos quieren hacer creer.
Cuando la película fue ampliada y examinada, pudo verse en el cielo un segundo objeto que, originalmente, no había sido divisado por la pareja.
La ampliación reveló luces de cola, similares a las de un cometa. Y al igual que la película de Nueva Zelanda, también se captaron movimientos rápidos y erráticos producidos por esa extraña luz. Movimientos que desafiaban toda explicación lógica.
Todas estas son evidencias fascinantes. Sin embargo, es posible que el suceso más espectacular de avistamientos ovni, de aquel año de 1979, haya tenido lugar en Suráfrica.
Un día, en Johannesburgo, la señora Meagan Quezet caminaba con su hijo André, de 12 años, justo después de la medianoche.
La señora explica que su hijo no podía dormir, por lo que decidió sacarlo a dar una vuelta. Pensó que tal vez esto le ayudaría al crío a conciliar el sueño.
Así pues, Meagan y su hijo se encontraban caminando cuando, de repente, divisaron una luz rosada que subía una cuesta.
Después pudieron ver un objeto que se encontraba a unos 20 m de distancia. Y frente a él, se encontraban unos hombrecitos de baja estatura.
Según el relato de la mujer, eran alrededor de cinco o seis seres pequeños de piel oscura.
Uno de los hombres tenía barba y parecía ser el jefe. La señora Quezet solamente atinó a saludarlo, pero no pudo entender lo que el hombre le contestó.
El incidente la asustó un poco, por lo que le dijo a su hijo que apresurará la marcha. Irían en busca de su padre. Mientras lo hacían, Meagan menciona que las criaturas saltaron casi metro y medio en el aire e ingresaron a su nave.
La señora Quezet continúa narrando y cuenta que unas patas largas de acero, o algún material parecido, comenzaron a extenderse.
La nave empezó a subir hacia el cielo y desapareció de repente con un zumbido. La dama hizo una descripción del objeto, y contó que poseía luces rosadas brillantes a cada lado de la puerta.
Asimismo, la mujer cuenta que los humanoides llevaban trajes blancos, o rosados, y unos cascos del mismo color.
Como podemos apreciar, mis amigos, 1979 fue un año plagado de avistamientos ovni. Un año notable por el gran número de testigos que pudieron observar y filmar, de primera mano, el fenómeno.
Muchos expertos dieron fe de la veracidad de los filmes, afirmando que los objetos y las enigmáticas luces, de movimientos y velocidades fantásticas, no eran estrellas, cometas, meteoritos, satélites, aviones o globos meteorológicos.
Sin lugar a dudas, 1979 será recordado como un año en donde se recopilaron grandes evidencias del fenómeno ovni.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
Recuerden:
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!