En el día de hoy veremos el segundo relato de las increíbles apariciones de la Virgen de Fátima.
En este episodio cubriremos la tercera aparición de Nuestra Señora del Rosario. La cual es, posiblemente, la más importante. Pues allí se revela «El gran secreto de Fátima».
Esta tercera aparición ocurriría el 13 de julio de 1917.
Hay que mencionar que, para esta fecha, la pequeña Lucía andaba un poco preocupada. Pues su pastor le había metido en la cabeza la idea que el demonio estaba detrás de estas apariciones.
Lucía le confesó a Jacinta que, el miedo que le metió el clérigo fue tal, que estaba pensando seriamente no acudir a la cita.
Sin embargo, cuando el día finalmente llegó, sus miedos parecieron disiparse y terminó acudiendo a la cova.
Al llegar al lugar, mucha gente estaba congregada rezando el rosario.
Como de costumbre, apareció el haz luminoso y la virgen se manifestó, junto al árbol de encina.
Después ocurrió algo interesante:
Parece ser que, momentáneamente, Lucía no escuchó que la virgen le hablaba. Pues Jacinta le dijo: «Lucía, ¡habla! ¿no ves que nuestra señora te está hablando?».
Es posible que la pequeña no pudiera escuchar a la virgen, debido a la falta de fe que tenía en ese momento.
No obstante, después de disculparse, Lucía aclaró sus dudas y preguntó: «Dime Madame, ¿Qué quieres de mí?».
A lo que la virgen contestó: «Quiero que continúes viniendo el día 13 de cada mes y que continúes rezando el rosario en mi nombre, para obtener la paz en el mundo y finalizar la guerra».
A lo que Lucía replicó: «Si señora, me gustaría preguntarte si realizarás un milagro para que todos sepan de verdad que te has aparecido».
A lo que la virgen replicó: «Deben seguir viniendo aquí cada mes, y en octubre les diré quién soy y que quiero. Entonces, realizaré un milagro para que todos crean».
Acto seguido, Lucía procedió a presentar las peticiones de ayuda que mucha gente le había encomendado.
Ante tales peticiones, la señora del Rosario manifestó que curaría a algunas personas, pero no a todas.
Entonces Lucía dijo: «¿Y el hijo inválido de María da Capelinha?».
A lo que la virgen respondió: «No, ni su enfermedad ni su pobreza serán curadas. Además, deberá rezar el rosario con su familia cada día».
Otro caso que Lucía encomendó fue el de una señora con enfermedad terminal, que pedía ser llevada al cielo.
La virgen dijo: «Dile que no se afane. Pronto vendré y me la llevaré».
Después la señora del Rosario siguió pidiendo sacrificios en nombre del amor de Jesús, para la conversión de los pecadores y en reparación a las ofensas cometidas en contra de su inmaculado corazón.
En este punto ocurriría la primera parte del secreto de Fátima: «La visión del infierno».
La virgen abrió sus manos y varios rayos de luz parecieron penetrar la tierra.
Después los niños vieron un océano de fuego. Dentro de él, había muchos demonios y almas humanas.
Las personas parecían brasas transparentes. Todos lucían quemados y chamuscados. Flotaban en ese mar ardiendo y despedían humo.
Chispas abrasadoras salían en todas direcciones. Y se escuchaban los gritos de dolor y desesperación de quienes allí estaban.
Como era apenas de esperar, esta visión generó un fuerte impacto en los niños.
De hecho, mucha gente allí presente atestiguó escuchar a Lucía gritar.
La pequeña describió los demonios con aspecto de animales horribles y repulsivos.
Después de esta hórrida visión, vendría la segunda parte del secreto: «El advenimiento de la Segunda Guerra Mundial».
La virgen prosiguió:
Dios quiere establecer devoción a mi inmaculado corazón. Si hacen lo que les digo, habrá paz. Esta guerra terminará. Pero, si los hombres no dejan de ofender a Dios, otra guerra aún más terrible llegará durante el pontificado de Pío XI.
Esto pasará cuando vean una noche encendida por una extraña y desconocida luz. Éste será el signo de Dios para castigar al mundo con guerra y hambre, por la persecución de la Iglesia y el padre Santo».
Efectivamente, los hombres no dejaron de ofender a Dios. Por lo que la segunda guerra mundial acontecería. Justamente, durante el reinado del Papa Pío XI.
Tengamos presente que su pontificado ocurrió entre 1922 y 1939. La Segunda Guerra Mundial, por su parte, tendría su inicio justamente en este año.
Ahora bien, la virgen dijo que esto pasaría cuando vieran una noche encendida por una extraña y desconocida luz.
Muchos creen que esto ocurrió en enero 28 de 1938. Año en el que sucedió una tormenta geo magnética.
De hecho, esta tormenta también se conoce como «la tormenta de Fátima», porque puede ser la realización de la profecía de la virgen.
Este fenómeno fue una tormenta solar masiva, que generó una aurora boreal gigantesca. Fue tal su magnitud, que pudo apreciarse por toda Europa, el sur de Australia, el Atlántico Y Norteamérica.
En esta segunda parte del mensaje, la virgen le pide a Rusia consagrarse a su inmaculado corazón.
En efecto, si Rusia seguía la voluntad y los deseos de la virgen, habría paz. En caso contrario, los errores de Rusia se esparcirían a través del mundo, trayendo nuevas guerras y persecuciones contra la Iglesia.
Los buenos serían martirizados y el Santo Padre sufriría mucho. Naciones enteras serían aniquiladas.
Al final, no obstante, el inmaculado Corazón triunfaría. El padre consagraría Rusia a la virgen, y el mundo disfrutaría de un periodo de paz. En Portugal, la fe siempre sería preservada.
Ciertamente, la historia probaría verídicas las palabras de la virgen.
Posteriormente, vendría la tercera parte del secreto de Fátima: «El asesinato del obispo de ropas blancas».
En el tercer secreto, los niños vieron a un ángel lanzar llamas hacia la tierra. Llamas que la virgen neutralizaba con su esplendor.
El ángel vociferaba en voz fuerte: «Penitencia, penitencia, penitencia».
Acto seguido, vieron a un personaje vestido con ropas blancas, parecido a un obispo. Por lo que pensaron que se trataba del Padre Santo.
El obispo ascendía por una montaña en compañía de otros personajes religiosos. En el tope de la montaña, había una gran cruz.
En el ascenso, el obispo atravesó una ciudad afligida con dolor y sufrimiento. Una ciudad mitad en ruinas y mitad temblorosa. Una población con paso vacilante.
Al llegar al tope, el obispo y sus acompañantes fueron asesinados por un grupo de soldados, quienes dispararon balas y flechas contra ellos.
Debajo de los brazos de la Cruz, había dos ángeles con aspersorios de cristal, en donde recolectaban la sangre de los mártires y la esparcían sobre las almas que se dirigían a Dios.
Se cree que el tercer secreto hace referencia al intento de asesinato del Papa Juan Pablo II. Atentado que ocurrió, interesantemente, el 13 de mayo de 1981.
Nótese la relación de los días 13 entre las apariciones de la Virgen y el atentado del Pontífice.
Ciertamente, la primera aparición de la virgen ocurrió el 13 de mayo de 1917. El atentado del Pontífice, por su parte, ocurrió el 13 de mayo de 1981.
Ambos sucesos coinciden en la misma fecha, pero con una diferencia de 64 años.
¿Coincidencia? Ahí que cada quien saque sus propias conclusiones.
Muchos piensan que el Papa sobrevivió el atentado gracias a la intervención de la señora del Rosario.
En efecto, ¿recuerdan que la virgen neutralizaba las llamaradas del ángel con su esplendor?
Tal vez este hecho era una alegoría a la protección del Papa Juan Pablo II. Una defensa de la virgen a su inminente muerte.
La tercera aparición termina con estas palabras:
«Recuerden, no deben decirle a nadie esto excepto a Francisco. Cuando recen el Rosario, digan después de cada misterio: oh Jesús, perdónanos, sálvanos del fuego del infierno. Conduce todas las almas al cielo, especialmente aquellas que más lo necesitan».
A lo que Lucía contestó: «¿Necesitas algo más de mí, señora?».
Y la virgen replicó: «No, por hoy no quiero nada más de ti».
Acto seguido, la virgen se elevó por los cielos en dirección al este, hasta que finalmente desapareció en la oscuridad del firmamento.
La aparición de este día se conoce como «los secretos de la Virgen de Fátima». Debido a que los niños recibieron órdenes de mantener todo esto en secreto.
Efectivamente, tengamos presente que los dos primeros secretos se hicieron públicos en 1941. Mientras que el tercero, apenas se hizo público en el año 2000.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
En el próximo relato, veremos la cuarta y quinta aparición de la virgen de Fátima. Apariciones que tuvieron lugar durante los meses de agosto y septiembre de 1917.
No se pierdan esta tercera parte, ¡seguiremos contando más detalles fascinantes de esta historia!
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!