En el día de hoy vamos a inaugurar una nueva serie para la categoría de «la empresa feliz», llamada: «historias asombrosas».
Permítanme les explicó en qué consiste esta serie y las razones que me han llevado a crearla.
El mundo está plagado de historias sorprendentes y fascinantes: historias de amor, historias de amistad, historias de milagros, historias de esperanza, historias de inspiración, etc.
Una cantidad de historias que, ciertamente, tienen el poder de inspirarnos y cambiarnos. Nadie puede negar que, en efecto, las historias son una herramienta muy poderosa.
Un instrumento que, además de entretenernos, también nos enseña lecciones muy valiosas. Y, por supuesto, nos llena de fe y esperanza.
Es por esa razón que he decidido crear «historias asombrosas», porque quiero que ustedes, mis emprendedores de la felicidad, sepan que en el mundo también ocurren cosas buenas.
Muchas de las historias que les voy a contar podrían catalogarse como verdaderos milagros. Milagros que también podrían ocurrirnos a cada uno de nosotros.
Tal vez lo más interesante es que, en muchas de estas historias, siempre está presente el componente de la fe, la plegaria y la oración.
Ahora bien, quiero aclarar que no soy una persona religiosa. Sin embargo, esto no significa que no crea en «Dios», o en una «super conciencia», que nos observa, nos vigila, nos cuida y nos proporciona una guía para nuestras vidas.
Conectarse con el creador no implica que uno tenga que pertenecer, forzosamente, a una religión. ¡En lo absoluto!
La cuestión es que uno puede conectarse con Dios, o la fuente original, desde cualquier religión.
Aún más, esta «súper conciencia» está dispuesta a escuchar y ayudar a todas aquellas personas de buen corazón que decidan pedirle su ayuda.
Sin importar si eres cristiano, judío, musulmán, hinduista, budista, taoísta, o ateo; lo importante es que la «fuente original» siempre está lista para atender nuestras plegarias.
Si no crees en la existencia de Dios, tal vez sea una buena idea que te quedes, y que prestes atención a los relatos fascinantes que presentaremos en esta sección.
Sin más preámbulos, comencemos entonces con la primera edición de «historias asombrosas»:
La primera historia que les voy a contar ocurrió en Antigua, Guatemala. Uno de los lugares más bellos y turísticos de este país.
Allí vivía la familia Loveall, compuesta por Andrew, Rebeca, y sus dos hijos, Jonathan y Robert. Resulta que estas personas eran misioneros americanos que laboraban en la «escuela integrada de niños trabajadores».
El caso es que un día los niños se quedaron solos en la casa, en compañía de otros tres muchachos, cuando, de repente, cuatro hombres armados entraron a su hogar y los amordazaron.
En ese momento llegaba el padre de los niños, Andrew, a quien le apuntaron en la cabeza con un revólver y lo amenazaron de muerte en caso de no entregar sus posesiones más preciadas.
Una cosa que debes entender de Guatemala es que, en algún momento, existió la cadena perpetua para los delincuentes. No estoy seguro si esta ley todavía existe, pero, en su momento, así fue.
Obviamente, y como te puedes imaginar, una mala consecuencia de la ley era que los delincuentes asesinaban a los testigos, para evitar ir a la cárcel de por vida.
El caso es que los niños, quienes se habían criado en un ambiente cristiano, empezaron a rezarle a Jesús por la vida de su padre y la de ellos mismos.
Pues parece que Jesús escuchó sus plegarias porque, de manera casi milagrosa, los bandidos no los asesinaron y, además, por alguna extraña razón, casi ni les robaron nada.
Los niños dijeron posteriormente que estaban seguros que Jesús les ayudaría y protegería. En efecto, es innegable que sus oraciones surtieron efecto.
La segunda historia que les contaré ocurrió en Minnesota, y le sucedió a un hombre llamado Greg Thomas.
Resulta que al hombre le diagnosticaron un cáncer terminal. Una de esas enfermedades que cuando las padeces, los doctores simplemente te dicen:
«Es mejor que pongas tus cosas en orden y escribas tu testamento muchacho, porque tus días en este mundo están contados”.
Resulta entonces que, en medio de su desahucio, el señor Thomas decidió dedicar sus últimos días a Dios, y se encomendó a la misión de reparar una vieja iglesia que había en su pueblo.
Dicho y hecho, todos los días el señor Thomas, a pesar de su pésimo estado de salud, acudía al lugar para trabajar en la restauración de la Iglesia.
El señor Thomas empieza a rezarle a Dios para que le otorgue la salud suficiente y pueda terminar, antes de morir, su proyecto de restauración.
Parece ser que Dios lo escuchó porque, sorprendentemente, y según los relatos del mismo Greg Thomas, entre más trabajaba en la restauración de la Iglesia, mejor se sentía.
Como si se tratara de un verdadero milagro, la cuestión es que Dios no solamente le proporcionó la suficiente salud para que terminara de restaurar la Iglesia, sino que, además, terminó por curarlo definitivamente.
Así es amigos, el señor Thomas no solamente vivió lo suficiente para finalizar su proyecto, ¡también se curó definitivamente del cáncer terminal que lo martirizaba!
Para finalizar, contaremos la alucinante historia de Lily Groesbeck.
Esto que les voy a narrar ocurrió en marzo del 2015, en el condado de Utah, Estados Unidos.
Resulta que ese año, Jennifer Groesbeck, de 25 años, conducía su automóvil por las cercanías del río Fork, cuando, de repente, perdió el control de su automóvil y se precipitó en las heladas aguas del torrente.
Después de 14 horas bajo el hielo, los socorristas lograron rescatar a su hija Lily, de 18 meses de edad. La niña se encontraba amarrada a su asiento y en posición inversa. Es decir, colgada patas arriba.
Lo curioso es que tanto los policías como los bomberos reportaron que, justo antes de encontrar a Lily, escucharon una voz que salía del automóvil y que les decía: ¡ayúdenme!
Pero, ¿quieren saber qué es lo más sorprendente de esta historia? Pues que nadie se explica de dónde provino esa voz.
¿Por qué digo esto? Porque resulta que la madre había muerto en el impacto y la niña, obviamente, era muy pequeña para poder hablar. Entonces, ¿de dónde salió esa voz?
Hasta el día de hoy, ni los bomberos ni los policías pueden dar una explicación razonable de lo acontecido.
Es decir, nadie se explica cómo la pequeña sobrevivió, colgada de cabeza, durante 14 horas en las heladas aguas, y sin tener la ropa adecuada para ello.
Y, obviamente, lo más enigmático es que nadie ha podido proporcionar una explicación lógica para esclarecer de dónde salió esa misteriosa voz.
¿Pudo haber venido del mismísimo Dios? ¿O tal vez de un ángel? ¿O tal vez fue el espíritu de la madre fallecida quien, haciendo gala de su instinto materno, hizo un esfuerzo sobrenatural para salvar la vida de su pequeña hija?
Sin lugar a dudas, en este mundo ocurren sucesos fascinantes que, en más de una ocasión, desafían toda lógica y razón.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
Espero que les haya gustado el artículo del día de hoy. Manténganse sintonizados para más relatos fascinantes. Recuerden que ésta es apenas la primera edición de «historias asombrosas».
Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda. Les invito a que se suscriban a mi canal de YouTube y a mi boletín de noticias en iwokis.com.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!