¿Por qué nos enfermamos? Esa es la pregunta que intentaremos responder en este relato.
Tradicionalmente, según la medicina de nuestros países de occidente, nos enfermamos debido a la acción que ciertos agentes externos tienen sobre nuestros cuerpos. Por lo general, estos agentes externos toman la forma de un virus, una bacteria, o cualquier otra sustancia patógena.
El principio es que estos agentes externos ingresan a nuestro organismo, vencen nuestros sistemas de defensa y terminan por enfermarnos. Por lo tanto, el enfoque tradicional de la medicina occidental es crear medicamentos que nos ayuden a combatir estos agentes externos.
Es como si los medicamentos actuaran como una especie de refuerzos para nuestras defensas naturales y llevaran a cabo la labor de defensa que nuestro organismo por sí mismo no puede. Ciertamente, esta es la teoría detrás de la medicina occidental.
Desafortunadamente, siempre he creído que la medicina como tal ha sido corrompida por los intereses económicos de las grandes corporaciones. Ahora bien, dejando de lado la corrupción que mancha a la medicina moderna, la noción del porqué nos enfermamos parece bastante coherente.
Es decir, agentes patógenos externos ingresan a nuestro organismo, vencen a nuestros sistemas de defensa y terminan enfermándonos. En este escenario, los verdaderos culpables de las enfermedades son los patógenos externos.
Por lo que la filosofía de la medicina occidental es simple: crear medicamentos para vencer la acción dañina de dichos agentes externos. En contraste, y curiosamente, la medicina tradicional china enfoca el problema desde una perspectiva diferente.
Para los chinos, todo es cuestión de energía y armonía. Cuando el cuerpo está en perfecta armonía y mantiene altos niveles de energía, entonces el cuerpo es capaz de defenderse por sí mismo de las enfermedades, sin necesidad de ayudas externas de medicamentos.
Así, por ejemplo, si la armonía-energía de nuestro cuerpo es alta, entonces seremos capaces de protegernos de las enfermedades. Si, por el contrario, la armonía-energía de nuestro cuerpo es baja, entonces nuestro organismo no será capaz de protegerse a sí mismo.
Si lo pensamos detenidamente, esto tiene mucho sentido. Pensemos, por ejemplo, en un resfriado común. Cuando nuestra armonía-energía es baja, nuestras defensas serán débiles. Si nuestras defensas son débiles, estaremos más propensos a enfermarnos por la acción de dichos agentes externos.
Si, por el contrario, nuestra armonía-energía es alta, nuestras defensas serán fuertes. Si nuestras defensas son fuertes, entonces tendremos una mejor probabilidad de defendernos de los efectos nocivos de los patógenos externos.
En realidad, la filosofía china resulta demasiado evidente si la pensamos cuidadosamente. Porque, analicemos lo siguiente: armonía-energía alta significa mejores defensas para nuestro organismo. Y viceversa, armonía-energía baja significa bajas defensas.
El corolario de esto es muy sencillo: debemos mantener nuestra armonía-energía en los niveles más altos posibles, si queremos tener defensas fuertes. La pregunta es, ¿Cómo podemos mantener nuestra armonía-energía en sus niveles más altos?
Antes de contestar esta pregunta, debemos entender que todo en la vida es cuestión de balance y armonía, así como de gasto energético. El universo reboza de energía. Y como bien saben los físicos, la energía no se crea ni se destruye, simplemente se transforma.
La energía es como una moneda de cambio, se gana o se pierde en transacciones energéticas. Para entenderlo mejor, veamos algunos ejemplos. Cuando se realizan actividades físicas, el cuerpo está liberando energía.
En contraste, cuando el cuerpo come y duerme, está ganando energía. Cuando el cerebro piensa, el cuerpo está gastando energía. Igualmente sucede cuando una persona está agobiada por la ansiedad, el estrés y las preocupaciones. En todos estos casos, el cuerpo está gastando energía.
Lo importante es entender que la energía se pierde y se recupera. Cuando un sistema, sea cual fuere, llámese el cuerpo o cualquier otra cosa, está en balance y armonía, el flujo de energía es el adecuado.
Es decir, el cuerpo gana y pierde energía de manera equilibrada, manteniendo siempre un nivel energético adecuado para mantener las defensas fuertes. Al contrario, cuando el cuerpo no está en un balance armónico, entonces el flujo de energía es inadecuado.
Es decir, el cuerpo está ganando y perdiendo energía en una manera desequilibrada. Este desequilibrio energético, normalmente hace que el cuerpo no tenga suficientes defensas, o energía, para protegerse de las enfermedades.
Es curioso que cuando nos enfermamos de gripa, normalmente se dice que estamos resfriados, pues resfriarse implica una perdida deliberada de energía. Energía que el cuerpo gasta y que de otra manera necesitaría para protegerse contra esa gripa.
En otras palabras, cuando el cuerpo se resfría, gasta mucha energía en tratar de calentarse. O sea, en tratar de llevarlo a su estado de equilibrio. Y al gastar esa energía, se queda sin energía para protegerse de los virus. Y por lo tanto, el cuerpo se enferma.
Esto es como cuando gastamos mucho dinero en ropa y joyas, y al final no nos queda suficiente dinero para pagar la renta, los servicios básicos y los alimentos.
Por esa razón, si queremos mantener nuestras defensas fuertes para protegernos de virus y parásitos, debemos ser muy cuidadosos con nuestro gasto energético. Debemos evitar gastar energía en cosas sin sentido. Porque si hacemos este gasto, tal vez no tengamos suficiente energía para protegernos de las enfermedades.
Es por eso que, para los chinos, ciertos hábitos como la dieta, el ejercicio, las emociones y la mente, son factores fundamentales para mantener nuestra armonía-energía en sus niveles más altos.
Debemos mantener siempre presente que “una vida sin armonía ni balance, es una vida con serios desequilibrios energéticos”. Por esta razón, si nuestra dieta no está bien balanceada, la energía será escasa.
Si el ejercicio no está bien balanceado, la energía también será escasa. Y obviamente, si nuestras emociones y nuestra mente no están en armonía, el desequilibrio energético será inmenso. Por eso es que normalmente decimos, “mente sana, cuerpo sano; y viceversa”.
Entonces, el mejor consejo para mantener una buena salud es: mantener en perfecta armonía nuestro cuerpo y nuestra mente, conservando y protegiendo cuidadosamente nuestra alimentación, ejercicio, sueño, emociones y pensamientos.
De esta manera, lograremos mantener los niveles energéticos en sus puntos más óptimos. Y si nuestra energía es optima, nuestro cuerpo tendrá las mayores posibilidades de protegerse a si mismo contra las enfermedades.
Así es, amigos, es muy importante deshacernos de dietas desequilibradas, ejercicio en exceso o falta de ejercicio, baja calidad de nuestro sueño, y emociones y pensamientos negativos, pues todas esas cosas romperán el equilibrio y la armonía de nuestra vida, drenando por completo nuestra energía y haciéndonos vulnerables a las enfermedades.
Hay muchas cosas y misterios que todavía no sabemos en relación a nuestro cuerpo. ¿Quién sabe?, tal vez nuestro cuerpo tenga la capacidad de protegerse contra todo tipo de patógenos externos, por más extremos que sean, como el famoso coronavirus, que parece estar en aumento en estos momentos.
Imagínate, de ser esto cierto, tal vez no necesitemos ningún medicamento o ayuda externa para protegernos de las enfermedades. Tal vez, y sin saberlo, nuestro maravilloso cuerpo tiene la capacidad propia para protegerse de cualquier cosa.
Tal vez lo único que necesitamos es ayudarlo a mantener un balance armonioso en todas las áreas de nuestra vida. Y tal vez cuando logremos esta armonía-energía perfecta en nuestra vida, nuestro cuerpo será capaz de proporcionarnos toda la protección que necesitamos contra las enfermedades. Qué lindo es pensar que esta posibilidad puede ser real.
Bueno, mis emprendedores de la felicidad, vamos a dejarlo hasta aquí.
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Como siempre, les ha hablado su amigo y servidor, Andrés Rueda.
¡Les deseo a todos un maravilloso día y hasta la próxima!